Hace unos días volví a emocionarme con esta magnífica película que narra la vida de la pintora mejicana Frida Kalho y que tanto me impactó la primera vez que la vi.
La película, basada en la biografía escrita por Jayden Herrera y dirigida por Julie Taymor en el año 2002, recibió seis nominaciones a los oscars, de los que obtuvo finalmente dos.
Protagonizada por Salma Hayet, en el papel de Frida, y Alfred Molina como Diego Rivera, retrata la tormentosa y no obstante duradera relación de la pareja, el dolor físico con el que la pintora tuvo que convivir durante toda su vida como consecuencia del terrible accidente que sufrió siendo apenas una niña, su afán de superación de las limitaciones físicas, y su autoexigencia en el terreno artístico.
Mujer de fuerte carácter, pasional y audaz, tanto en el arte como en la vida, tuvo escarceos amorosos con varias mujeres y un breve romance con el mismísimo León Trotsky, al que acogió en su casa durante un tiempo.
La película, realizada, a mi entender, con sensibilidad y buen gusto, es una arriesgada apuesta visual y estética, como queriendo hacer incapié en el estilo surrealista de la pintora, y enlaza vida y obra con imágenes de un gran colorido que nos llevan de la narración biográfica a los cuadros más significativos de la artista y vivecersa.
El México más pintoresco y la música (con una emotiva intervención de Chavela Vargas) también tienen cabida en la cinta.
Probablemente, una de mis películas favoritas.
¡Feliz semana!