Friday Night Lights Bloggers Day: I love this game

Si frecuentan más de un blog de series de televisión se habrán dado cuenta de que hoy, lunes 23 de noviembre, hay una inusual cantidad de entradas con el mismo título. ¿Qué es esto del Bloggers Day? Pues es nada más y nada menos que una cadena de entradas dedicadas a una serie en específico, en este caso Friday Night Lights, con el fin de darla a conocer al público. Pueden encontrar el resto de entradas en el post recopilatorio en Hablando de Series.
Alguna vez se preguntaron por qué en las películas americanas disfrutamos tanto con deportes que en realidad no nos interesan para nada. En nuestro día a día, generalizando un poco, prácticamente el único deporte al que prestamos atención es al fútbol, si acaso el basket local. Sin embargo en el cine y en la tele somos capaces de tragarnos escenas de deportes tan aburridos e ininteligibles para nuestra mente europea como el baseball, el hockey sobre hielo, el NASCAR o, en nuestro caso, el fútbol americano. La clave, queridos lectores, es que los estadounidenses son sencillamente maestros en filmar sus deportes. El dramatismo y la emoción que le dan a los partidos y cómo impregnan cada acción de los jugadores con la personalidad de los personajes hacen que no importe si estamos viendo a un equipo de barrio ganar su primer partido o a un dream team perder la final soñada, el inimitable estilo americano nos va a mantener pegados a la pantalla y nos va a emocionar al final.
Friday Night Lights, la serie que hoy inunda la blogosfera televisiva, además de ser un excelente drama sobre los habitantes de un pueblo de Texas, lleva el fútbol a otra dimensión, lo convierte en el centro de las vidas de los personajes y en la columna vertebral del desarrollo de la historia. El ejemplo más bruto es su episodio piloto: da igual que no hayas visto un partido de fútbol americano en tu vida, me atrevería a decir que el 83% de los espectadores hispanoparlantes jamás lo hicieron; cuando llega el primer viernes de la serie, el primer partido de la temporada, es imposible que no estés nervioso como si tu mismo estuvieses a punto de saltar al campo. Respiras con cada first down, sientes cada tackle de la defensa, te quedas embobado viendo el balón volar por los aires. Ese es el poder magnético de las escenas de fútbol en Friday Night Lights, una mezcla perfecta entre la emoción de las jugadas, la importancia dramática de cada resultado y la magistral realización técnica, que nos mete de lleno en situación sin necesidad de saber cuánto vale un touch down. Porque en FNL los partidos no son lo más importante de la serie, pero sí son las escenas más esperadas, las que te hacen vibrar pegado a la pantalla. Yo lo reconozco: no hay tiroteo, ni explosión, ni persecución, ni ningún otro tipo de escena de acción en la televisión que hoy por hoy me haga disfrutar más que un partido de esta serie.

Pero, como dicen al otro lado del charco: "Don't blame the game, blame the player" o, en cristiano, "No culpes al juego, culpa al jugador". El responsable de que disfrutemos tanto con un deporte que probablemente todavía nos parezca soporífero fuera de la serie no es el deporte en si, sino los jugadores, es decir, los personajes. El fútbol no es más que una máscara para el ejercicio de empatía, al final todo se resume a: nos alegramos cuando ganan y nos ponemos tristes cuando pierden. Pero cuando una serie tiene unos personajes tan carismáticos y bien construidos como FNL, estos sentimientos se multiplican y hacen que parezca que cada partido, ya sea de temporada, playoffs o la final estatal, sea el último de nuestras vidas.
Al igual que en el mundo real, la base de un equipo está en tener un buen entrenador y déjenme que les espoilee, queridos lectores vírgenes de FNL, que el Coach Taylor es el mejor. Pueden imaginárselo como el equivalente futbolístico a Pep Guardiola, es un hombre muy inteligente, disciplinado y que sabe ver y exprimir talento de cada uno de sus jugadores. Sus principales virtudes son la confianza que deposita en sus jugadores, su excepcional capacidad de motivación y, lo más importante, los valores que transmite. Porque Coach Taylor primero que nada es un educador, su objetivo no es formar jugadores sino personas.

En cuanto a los jugadores me voy a limitar a hablar de los protagonistas de la primera temporada con el fin de no arruinarle nada a nadie, ya que el objetivo de estas entradas es dar a conocer la serie. Los Panthers de la primera temporada tienen 4 pilares. El primero de ellos es Jason Street, considerado el quarterback con más futuro del país, es un chico maduro, inteligente, tiene mucho talento y una gran capacidad de liderazgo. Jason Street es claramente la representación del sueño americano y su accidente en el primer episodio se puede considerar como el desencadenante de los acontecimientos de la serie. Tim Riggins es el músculo del ataque Panther, es el encargado de bloquear para sus compañeros y de llevar el balón cuando hay que ir al choque. Aunque a veces peca de rebelde y pasota, con el tiempo Riggins se muestra como un gran lider basándose en su poder de intimidación y a la vez de inspiración para sus compañeros. Sus gritos en el campo no tienen precio. El tercer pilar del equipo es Brian Williams, más conocido como Smash. Este chulesco jugador afroamericano es el running back estrella del equipo, pero para que todos nos entendamos, digamos que es el delantero goleador. Es ágil, es rápido y resiste todo tipo de embestidas, se cree el mejor porque sabe que es muy bueno. Su actitud arrogante esconde unas ganas tremendas de hacerse profesional para poder darle a su familia lo que se merece. Por último, pero no menos importante, tenemos a Matt Saracen, un chico que fue toda su vida suplente y por motivos que se escapan a su control se ve obligado a tomar las riendas del equipo. Bajo su timidez y su complejo de inferioridad se esconde un talento natural y un gran sentido del compañerismo.
Para ir concluyendo, que seguro que tienen unas cuantas entradas más para leer, quería dejar claro que Friday Night Lights no es una serie sobre fútbol, es una serie sobre la vida de sus personajes, en las cuales el futbol está perfectamente integrado. Si deciden darle una oportunidad a esta serie (con el piloto basta para engancharse) van a disfrutar de, sin miedo a exagerar, las mejores escenas deportivas jamás filmadas para televisión. Las emociones que transmiten partidos como Mudbowl o State son inigualables y lo mucho que uno se llega a involucrar con un deporte tan ajeno a nuestra cultura es realmente sorprendente. ¿La razón? Unos dicen que se debe a la impecable realización, otros al excelente trabajo de guión y unos terceros le echan la culpa al carisma de los personajes. Para mí es simplemente la magia de las luces de los viernes por la noche.