Revista Sociedad
"Preguntar "¿Qué pretende usted en filosofía?" y responder "Enseñar al ratón al salir del laberinto" es. Bueno, honor a quien lo merece, me callo lo que iba a decir. Excepto quizá esto: hay algo profundamente emocionante en filosofía, un hecho que no se entiende con una explicación negativa. No se trata de "clarificar los pensamientos", del "uso muchas cosas y no hay fórmula que las abarque todas. Pero si tuviera que decir con una sola palabra cuál es el aspecto más esencial, diría sin ninguna duda: visión. En el corazón de cualquier filosofía digna de ese nombre se encuentra una visión a partir de la cual surge y toma forma. Cuando digo "visión" quiero decir eso precisamente, no hago literatura. Lo característico de la filosofía es horadar esa costra muerta de tradición y convención, romper esos grilletes que nos encadenan a los prejuicios heredados, así como acceder a un modo de ver las cosas nuevo y más amplio. Siempre se ha tenido la sensación de que la filosofía debería descubrirnos lo oculto. (No soy insensible a los peligros de tal opinión.) Sin embargo, de Platón a Moore y Wittgenstein, todo gran filósofo se ha orientado por el sentido de la visión. Sin él nadie habría impreso una nueva dirección al pensamiento humano o abierto ventanas sobre lo aún-no-visto. Aunque pudiese haber sido un buen técnico, no habría dejado huella en la historia de las ideas. Lo decisivo es un nuevo modo de ver, y su secuela, el deseo de transformar totalmente el escenario intelectual. Esto es lo esencial, y todo lo demás es subsidiario.
Al argumentar a favor de su punto de vista, el filósofo tendrá que socavar, casi contra su voluntad, las categorías y clichés mentales ordinarios, exponiendo las falacias que subyacen a los puntos de vista ya establecidos que están atacando. Y no sólo esto, tiene que ir tan lejos como sea necesario para poner en tela de juicio incluso cánones de lo que es satisfactorio. En este sentido la filosofía es volver a poner a prueba las normas. En cada filósofo hay algo de reformador. Por esta razón, cualquier avance científico que afecta a las normas se considera con significado filosófico, desde Galileo o Einstein o Heisenberg"