Con la que está cayendo, y ahora el presidente se nos pone a jugar con una margarita. A la pregunta de si se va a presentar en 2010, hasta ahora ha contestado algo así como: Ni sí, ni no, ni blanco ni negro.
Pero claro, este hombre es el rey de la frivolidad y ante los problemas que tenemos, esos que están haciendo más débiles a los débiles y más fuertes a los fuertes, ante una crisis que se está cargando la clase media y aplastando a la clase baja, va y empieza a jugar con la sucesión de su corona (que de la otra ya sabemos a quién le toca).
Y, por arte de birlibirloque, el buen señor ha pasado del “ahora no toca” al “ya lo he decidido pero no lo digo”. Y con alevosía y premeditación añade: “La decisión sólo la sabe Sonsoles y un miembro del partido”.
Y a la pobre Sonsoles, que es una mujer discreta, le ha adjudicado una responsabilidad ante la opinión pública que la pone en el disparadero mediático.
Pero, ¿cómo es posible? Esto parece un sainete. En primer lugar, en estos momentos, su decisión es secundaria, hay otros problemas graves en este país como para preocuparnos por esa frivolidad ¿O acaso era ese el objetivo?
En segundo lugar, qué es eso de que ya lo ha decidido y no lo dice. Y es que se cree una divinidad, alguien todopoderoso capaz de mantener al país en vilo por su cuestión personal. Señor mío, ¡vaya usted a paseo! déjese de crónicas rosas y no se crea dios.
Es como si pretendiera que su sucesión fuera un culebrón y lo cuenta por capítulos. En fin, una gracia más, de alguien que tiene poca gracia y que pretende echar una cortina de humo sobre lo que tiene una importancia verdadera en este momento.
Hoy se van a aprobar la ley de la Economía Sostenible y los presupuestos del Estado, eso es lo importante. Porque con la primera nos está clavando un aguijón en la línea de flotación de la libertad de expresión con su amiga Sinde y con ayuda de los EE.UU. Y con los presupuestos está usted, como buen siriviente que es, llevando a este país a la deriva que quieren Los Mercados y deshaciendo el Estado del Bienestar. Lo demás zarandajas para distraer la opinión.
En su momento, quédese o váyase, ahora me da igual, pero por favor señor presidente, no nos vacile.
Salud y República