Revista Cultura y Ocio

Fruitlands, Louisa May Alcott

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Fruitlands, Louisa May Alcott
     "Este Edén del futuro consistía, de momento, en una vieja casa de labranza de color roja, un establo desvencijado, muchos acres de pradera y un bosquecillo. Por ahora, diez manzanos antiquísimos constituían la única fuente de “castas vituallas” que el paraje podía proveer".
     Quien me conoce sabe que reniego de aquellos escritores ya asentados en la enciclopedia de la literatura universal que solo son conocidos por una novela. Tiendo a pensar que hay más detrás, y por eso, cuando encuentro cualquier cosa que hayan firmado, no puedo ni quiero evitar leerlo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Fruitlands.
     Cuando la autora de Mujercitas contaba con diez años, sus padres decidieron embarcarse en la búsqueda de la perfecta forma de vida.  Así nació Fruitlands, un lugar en el que los alimentos los proveía la tierra y las tareas las realizaban las personas bajo el único criterio de idoneidad para ellas. Un año después la experiencia había terminado y treinta más pasaron antes de que May Alcott plasmase esta experiencia por escrito.
     Fruitland es un librito que no constituye por extensión una novela y tampoco en realidad por contenido. Por precio en cambio, sí. Con unas notas del diario de la autora, que parece tuvo a bien conservar, y dos textos escritos a modo de prefacio y posfacio junto a una edición muy bonita uno puede caer en la tentación de leer esta experiencia vital que terminó, como algunas guerras, con la llegada del invierno. Aunque esta vez no hubo de ser un invierno crudo en Rusia, no hacía falta tanto.
La autora, con un tono dado por los años y la distancia, nos deja una muestra de cómo sucedió esta aventura pacifico-vegana en la que la embarcaron sus padres en una búsqueda de vivir en comunión con la naturaleza. Y la forma en que fracasaron, por supuesto.
     Reconozco aquí que me divertí por la forma en que May Alcott se expresa y que las ampollas en manos de trabajadores ahora de la tierra pero poco curtidos en estos temas me parecieron, hasta cierto punto, más propias de acomodados aburridos que de verdaderos creyentes en aquello que se embarcaban. Una aventura, a mi modo de ver, promovida por unos teóricos que terminan estrellándose contra la dura realidad y en la que, como hoy mismo sucede, los que impartían más clases sobre qué hacer y "lo adecuado" eran quienes, lejos de las cuestiones prácticas, se dedicaban a pensar.
     Fruitlands es una curiosidad, una anécdota más que un libro, sobre una persona conocida por todos gracias a la inmortal Mujercitas que, como todos sabemos hoy en día, no provocó en su momento que la autora nadase en la abundancia. Recomendar algo así es arriesgado y es que, siendo sincera y tras haber realizado la lectura, me parece más algo para ser contado que leído, si es que entendéis lo que quiero decir. Me ha parecido que, literariamente, estamos ante, como mucho, una idea.
     Y vosotros, ¿buscáis libros desconocidos de quienes firmaron una obra que les encumbrara?
     Gracias.

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