Satisfacer las necesidades laborales es tarea ardua. Si llevamos a cabo acciones para satisfacer nuestras necesidades y no obtenemos los resultados esperados, el estado de insatisfacción no es compensado y se produce una frustración.
Vamos a analizarlo: Tenemos una NECESIDAD que constituye el motivo que nos lleva a una acción o comportamiento determinado. La necesidad, al igual que cuando nos encontramos con un estado de tensión o insatisfacción, por un objetivo o incentivo, puede encontrarse con barreras, originándose una frustración o desequilibrio, lo cual nos lleva a la desmotivación.
Al no encontrar una salida normal, la TENSIÓN busca un mecanismo indirecto de salida, es decir, si no se descarga, permanece en el organismo, provocando, en la mayoría de los casos, una serie de reacciones psicológicas, fisiológicas o sociales negativas (INSATISFACCIÓN).
Cuando un trabajador actúa (ACCIÓN O COMPORTAMIENTO) para lograr un objetivo, lo hace como consecuencia de la tensión que se libera por el surgimiento de una necesidad.
Claro que, si la persona se encuentra con alguna BARRERA u obstáculo que le impida lograr su objetivo se produce la FRUSTRACIÓN o desequilibrio. La frustración se origina por la no consecución de los resultados esperados en las acciones realizadas para satisfacer las necesidades, como puede ser la falta de éxito o eficacia en una tarea determinada.
A su vez, la frustración genera un estado de DESMOTIVACIÓN contra el que se hace necesario luchar. Si un trabajador se esfuerza en su trabajo y espera obtener éxito pero no lo consigue, acaba desmotivándose, cayendo en el absentismo, y dejándose arrastrar por la situación.
¿Como lo ves? ¿Te parece importante que nos sintamos satisfech@s con nuestro trabajo, en nuestra empresa? ¿Qué podemos aportar para conseguir la satisfacción laboral?