Nuevos análisis de los historiadores, exculpan a Nerón de ser el autor del incendio de Roma del año 64, concluyendo que fueron los cristianos los causantes del hecho. En la historia Nerón es conocido como el emperador, que perseguía a los cristianos, pero fue Tácito quien se liberó de su responsabilidad, usándolos como culpables y dejando sin resolver claramente esta cuestión.
Las llamas se propagaron por el fuerte viento y se produjo una devastación sorprendente, que duró alrededor de seis días, pero cuando parecía que se calmaba, se produjo un segundo incendio. Localizándose el foco del siniestro en la finca del pretorio, que en ese momento era fiel servidor de Nerón. Toda la ciudad quedó prácticamente en ruinas, y las acusaciones fueron a recaer, sobre el monarca que culpabilizó a los cristianos de lo ocurrido.
Lo cierto es que hay distintas teorías entre los estudiosos, que creen culpable al emperador Nerón, que por su ambición de ejecutar colosales obras, ordenó el incendio de los tejados de sus súbditos, para disponer de una superficie mayor. Considerado loco por algunos, ha sido tomado como referencia para grandes series televisivas y películas, que afianzaron esta imagen del monarca. Un rumor difundido entre quienes conspiraban en su contra, fueron los aristócratas de Senado, quienes se encargaron de difundir esta versión. Surge entonces la duda sobre quien o quienes fueron los verdaderos responsables de las llamas. Se consultaron documentos oficiales de los oráculos sibilinos, que dan fe y testimonian la preocupación religiosa, por conocer la verdad sobre lo acontecido en el colosal incendio de Roma.
Nerón sin embargo, deseaba fervientemente ser amado por su pueblo, razón por la cual los críticos creen inverosímil. adjudicarle el suceso, porque tampoco se encontraba en Roma en ese momento y al enterarse regresó para que las llamas fueran sofocadas urgentemente. Una afirmación dudosa también, por la admiración que tenían hacia él sus súbditos. La fecha del incendio tiene también gran importancia, porque el día 19 de julio fue vista la estrella más clara de Oriente en Egipto, que fue la guía para Julio César cuando estableció el calendario. Fecha considerada como apocalíptica en la antigüedad. Además existía una marcada disputa entre los cristianos a quienes se culpabilizaban en ese momento, porque los romanos no los diferenciaban de los judíos, con quienes tenían una marcada rivalidad, por sus creencias. Si se puede confirmar, que los cristianos de entonces, eran un movimiento revolucionario que surgió del judaísmo. Los romanos sospechaban de ellos, por sus profecías siempre consideradas como apocalípticas, porque preveían la caída de la ciudad.
Las consecuencias del terrible incendio, fue una costosa reconstrucción de Roma, que también trajo consigo varios levantamientos del pueblo. Fue Nerón quien envió a su Ejército a sofocar el fuego y ordenó que los afectados, fueran alojados en edificios públicos. Más tarde abarato el precio de las viviendas y mandó construir obras nuevas, para disminuir el impacto de la catástrofe. Por tal motivo se adjudicarían las acusaciones a los escritores de las dinastías, que fueron posteriores a Nerón, una apreciación más de los investigadores que debe aún ser comprobada. Lo que sí parece imposible, es la escena de la mítica película, donde se representa al monarca tocando el arpa, mientras contempla la destrucción de la ciudad.
La política populista de Nerón, aumentó con el desastre acaecido, ya sea que el incendio hubiese sido intencionado o casual. Lo cierto es que se valió de ello, para practicar su gobierno personalista. Pese a lo cual, continuaron las sospechas sobre su culpabilidad. Una estrategia que no le valió al soberano, pero que no aparenta ser exactamente una persecución contra los cristianos, sino una forma de liberarse de las sospechas de su pueblo, porque necesitaba a quien culpar del desastre.
La historia continúa siendo una incógnita en este tema en particular, porque hay posturas que afirman que Nerón quemó la ciudad para luego reconstruirla y otras que adjudican la intencionalidad del incendio a los cristianos de la época. Un episodio muy cuestionado y quizá el más conocido de la historia del Imperio Romano, que tendremos que esperar, para conocer con pruebas fehacientes quien provocó el incendio.