Revista Diario
Hoy os quiero hablar de algo que me pone de mal humor cuando lo escucho, es mi humilde opinión pero pienso que es así.
El otro día en la consulta de urgencias de obstetricia (no os asustéis, todo va bien, solo que me dio un mareo enorme de tanto estres y como estaba en el hospital preferí pasarme a que me vieran), una vez más, me volvieron a preguntar si mi anterior parto fue cesárea o natural...... pregunta que me da mucha risa puesto que te das cuenta de hasta donde se medicaliza y mecaniza el parto.
Pues hombre, depende de lo que usted entienda por "natural"... así que
Siempre que me hacen esta pregunta, que por desgracia es en el 99% de los casos, respondo: -fue vaginal, pero no natural, sino inducido-.
Cuando ves que incluso el personal sanitario, obstetras y matronas consideran un parto inducido o incluso instrumentalizado, un parto "natural" por el mero hecho de ser vaginal y no terminar en cesárea, algo falla.....
Ya no es solo alarmante el número de cesáreas innecesarias que se realizan con todas sus consecuencias sino también la cantidad brutal de partos en los que se utiliza alguna medicación para acelerar el proceso del parto, ya sea oxitocina artificial o prostaglandinas, etc, así como la cantidad de partos que acaban con forceps o ventosa y que realmente podrían haber terminado de otro modo si hubieran dejado a la madre simplemente dilatar como necesitaba, con libertad de postura y sin estrés ni presiones, sin miedo. Simplemente si no hubieran tratado el parto como una enfermedad que "hay que tratar cuanto antes".
Y ojo, con esto no quiero decir que esté en contra de este tipo de partos, que realmente son necesarios en muchísimas ocasiones y salvan muchas vidas al igual que las cesáreas de urgencia cuando no queda más remedio, solo que habría que estudiar cuántos de esos procedimientos están realmente justificados por el bien de la madre y el bebé y si realmente se hubieran podido evitar permitiéndole a la madre vivir todo el proceso de parto de otro modo.
Un parto natural es el que transcurre, durante toda la fase de dilatación, parto y alumbramiento, con normalidad, sin medicación y sin instrumentalización alguna. Dentro del parto natural incluimos, claro está, el parto humanizado, que va más allá y permite que las mujeres en proceso de parto vivan ese momento como ellas desean, respetando sus tiempos, su intimidad, permitiéndole libertad de movimientos, comer o beber si le apetece, que le da muchas y distintas opciones para que dilate y que permite que el alumbramiento o expulsivo se origine en la posición que la madre decida y en la que se sienta más cómoda y segura, partos de baja intervención por parte del personal sanitario, que siempre está presente pero sin interferir en tan único y maravilloso momento.
La lástima es que tengamos que distinguir también parto humanizado de parto natural, porque a veces, aunque sea un parto vaginal sin instrumentalizacíón o sin medicación, siguen estando presentes incómodos potros, posturas condicionadas por el personal y por las incesantes correas, más tactos de los recomendados, episiotomías innecesarias en su gran mayoría, palabras que, lejos de animar asusten y ansían más a las ya nerviosas madres, órdenes, decisiones sin contar con tu permiso y a veces incluso amenazas en plan "si no haces lo que te digo pones en peligro a tu bebé", demasiada gente presente que impiden la intimidad que la madre necesita.
Y lo peor es que hay miles de mujeres convencidas de que su parto fue natural cuando realmente no lo fue, que las convencen de que su parto fue natural o normal solo porque fue vaginal cuando en realidad nada tuvo que ver con una normal y mucho menos con la naturalidad con la que se debería de vivir ese momento único en nuestras vidas, tanto para nosotras, que parimos tan solo una o dos o tres veces en nuestra vida, como para nuestros hijos, y todos nosotros como seres humanos, que nacemos solo una vez.
Como Michel Odent dice en su libro "El bebé es un mamífero": "Para cambiar el mundo primero es necesario cambiar la forma de nacer". Aunque a veces nos parezca una tontería y nos quedemos con lo importante que es el final junto a nuestros hijos en nuestros brazos, la forma en la que venimos al mundo es muy importante, puede afectarnos de muchas maneras a corto plazo (comienzo de la lactancia, primer contacto piel con piel con nuestra madre...) y a largo plazo, porque esa experiencia, se quedará siempre de algún modo plasmada en nuestro cerebro y en nuestros recuerdos.
Aún recuerdo las conversaciones que he tenido alguna que otra vez con respecto a este tema con otras madres: -¿qué tal fue tu parto?-, -¡ah estupendo, porque fue natural, me tuvieron que hacer una episiotomía de 20 puntos porque soy muy estrecha y claro, no puedo parir sola, pero ha sido un parto natural, menos mal que no tuvieron que hacerme cesárea!-.
U otros en los que yo comentaba mi deseo de tener un parto natural cuando estaba embarazada de mi hijo y me decían: -si si, pues mi parto fue muy natural, me pusieron mi goteo de oxitocina, mi epidural y tuve un parto estupendo en el que no me enteré de nada, y solo salí con un cortecito, a mí me fué genial y mi parto también fue natural, lo tuyo son ideas de hippie-.
¿No os suenan estas afirmaciones?, porque yo las escucho demasiadas veces...
Ante esto yo les intentaba explicar lo que significa realmente un parto respetado: un parto natural pero ellas siempre se rieron de mí diciéndome que estaba loca, que no sabía lo horrible que era un parto y que ya me arrepentiría.
¿Horrible?, pues yo he pasado por uno si, y ese si que fue horrible y aún así lo recuerdo con cariño: un parto inducido con oxitocina y más cosas, no respetado, sin poderme mover durante horas, con maniobras como la de Hamilton y la de Kristeller que no venían a cuento y con mucho dolor y no solo físico...
Y aún así lo considero la mejor experiencia de mi vida porque terminó con mi hijo a mi lado. Pero esto no quiere decir que ignore todo lo que me hicieron y que vea que realmente no me respetaron en ningún momento.
Pero el problema no está en esas madres a las que se las ha convencido o se han querido convencer a ellas mismas de que su parto fue perfecto por muy intervenido que fuera, es más, no pretendo ni por asomo que ahora todas tenga que parir así o sin epidural o "como las antiguas" como muchas me dicen, sino que el problema empieza donde he comenzado este post, en los hospitales, donde han normalizado tanto los partos altamente intervenidos por el personal sanitario que no se dan cuenta de que un parto no es otra enfermedad más que hay que tratar, no es nada malo ni en lo que tengan que intervenir con todo lo que tienen a mano, deben comprender que un parto es simplemente un proceso fisiológico normal y natural en toda mujer y si vamos más allá, en todo mamífero. Si fueran partos de alto riesgo sería otra historia, ¿pero por qué complicar algo que tan sencillo sin necesidad?.
Por eso es importante que tomemos conciencia de lo que significa realmente vivir un parto natural, normal o como le queramos llamar, por nuestros hijos, por nosotras mismas que tendremos ese momento en nuestro recuerdo para toda la vida, por las generaciones futuras y para lograr así la normalización y la baja intervención médica en los partos de bajo riesgo, porque mientras veamos como "lo normal" un parto en el que te obligan a tumbarte con las piernas abiertas, en el que no te dejan moverte con libertad, en el que casi ni te dejan quejarte y en que en algunas ocasiones no te respetan ni como persona ni como paciente, no estaremos avanzando hacia lo que todas o casi todas deseamos: poder vivir nuestro parto como lo que es: un proceso natural en el ser humano, una experiencia única y maravillosa que merece ser respetada.
Por eso me gustaría que obstetras y matronas no nos sigan preguntando si nuestro parto fue natural o cesárea porque entre un parto controlado por ellos y uno humanizado y natural hay un larguísimo trecho.
Que hablen de partos vaginales que sería más correcto, pero no de partos naturales cuando, en la mayoría de casos, carecen de toda normalidad y naturalidad.