Revista Música

Fuel Fandango (2013) Las Vistillas. Madrid

Por David Gallardo @mercadeopop
Bulería death metal y latas de cerveza
Lugar: Las Vistillas. Madrid
Fecha: 12 mayo 2013
Asistencia: 3.000 personas
Precio: Gratis
Artistas Invitados: Los Tiki Phantoms, Yakuzas, The Saurs, Jack Knife, Francis White, La Maravillosa Orquesta del Alcohol y Peachy Joke.
Los domingos tendrían que ser siempre así. Un paseo soleado por la tarde luciendo gafas de sol, una sangría fresquita, descansar un ratito en el césped, bocata de panceta, muchas caras amigas y música gratis en directo en el centro de Madrid en un ambiente de camaradería y armonía comunal. En un lugar tan emblemático y especial como Las Vistillas, claro que sí, mucho mejor, para de alguna manera festejar a Isidro, el santo patrón labrador.
La tarde se desarrolla con el sol apurando todavía sus últimos minutos de supremacía y los grupos finalistas de la 35 Edición del Concurso Rock Villa de Madrid tocando 12 minutos cada uno. Por el escenario desfilan The Saurs ("Sois unos hijos de puta, me habéis hecho llorar", espetó flemático uno de sus miembros tras recoger el galardón máximo de la velada), Jack Knife, Francis White, La Maravillosa Orquesta del Alcohol y Peachy Joke. Todas ellas propuestas muy solventes que acapararon la atención del gentío más de lo que cabría imaginar inicialmente en varios cientos de personas que coleccionaban con vehemencia latas de cerveza vacías.
Turno después para los siempre divertidísimos Tiki Phantoms, que con su punk surf instrumental pusieron a bailar al personal durante media hora intensa, con paseos a una valiente chavala en colchoneta inchable incluidos. Cerraron su potente actuación con 'Tiki on me', una coreada y vitaminada versión del 'Take on me' de A-HA que sirvió para constatar que a estas alturas a más de uno se le había olvidado que era domingo ya casi en la noche.
Los madrileños Yakuzas (ganadores del concurso en 2012) fueron los siguientes en tomar al asalto el escenario con su ruidoso rock macarra, inapelable y cargado de mala hostia. Muy celebrado fue el momento en el que tocaron su tema 'Las chicas de oro no quieren que toque Iggy Pop en mi ciudad', dedicado convenientemente a la alcaldesa Ana Botella y su cuadrilla de compinches. No sabemos si a los representantes municipales allí presentes (y convenientemente abucheados al entregar uno de los premios de la noche) esta canción les tocó la fibra sensible, pero desde luego fue todo un puntazo.
Tanta descarga sónica no hizo mella en el personal, que esperaba con avidez la actuación estelar de la jornada de la mano de Fuel Fandango y su 'bulería death metal' con importantes toques maquineros. Suenan 'City', 'The Engine', 'Trece Lunas' o 'Maze', por citar algunas que demuestran el poderío de una banda comandada con (vendada) mano de hierro por Ale Acosta, que no para de lanzar ritmos endiablados de subidón subidón de primavera que la sangre altera.
Nita de alguna manera ha abandonado su faceta más flamenca y aparece enfundada en cuerazo negro luciendo tipín, aunque siempre presumiendo de voz con el deje del sur marca de la casa. Además, tiene su propio set de percusión al lado de la batería, el cual visita profusamente para enfatizar unas canciones ya de por sí palpitantes, de esas que te revuelven el bazo y te lo juntan con el píloro. El ritmo es endiablado y tus extremidades cobran vida bailonga propia.
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"¡Esta por nuestros hermanos valencianos!", grita con sorna un asistente que ha visto clarísimo la influyencia de Chimo Bayo en un momento determinado, salvando las distancias obvias de elegancia. Porque la gente quiere máquina y se viene muy muy arriba y quema zapatilla con 'Under the skin' o 'Shinny Soul' (que tiene un riff de guitarra calcado al 'Sleep now in the fire' de Rage Against the Machine).
A estas alturas los vendedores de latas de cerveza han pasado de ser colaboradores necesarios a un auténtico coñazo, con decenas de ellos desplegados entre el público. "Los lateros merecen una tormenta de hostias", brama también con sorna otro asistente mientras mueve las caderas al ritmo de 'Always searching' en el tramo final de un concierto notable de poco más de una hora, que cumplió a la perfección su misión de hacer de este domingo 12 de mayo algo que mereciera la pena recordar. Porque bailando los domingos por la noche duelen menos y los madrugones del lunes no asustan demasiado.

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