Revista Cultura y Ocio

Fuentes para el conocimiento de la civilización de Tartessos

Publicado el 09 julio 2015 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

Maqueta_de_Cancho_Roano

En este trabajo, de manera muy breve y resumida, se señalarán cómo son las fuentes que nos permiten conocer al pueblo de Tartessos, una civilización de la que se sabe muy poco, pero hay muchos mitos, y que cronológicamente la podríamos situar a caballo entre la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, y que podemos situar en la parte meridional de la Península Ibérica, si bien los investigadores no se han puesto de acuerdo a la hora de concretar más su localización.

A continuación, se enumeran las diversas fuentes que nos permiten conocer la realidad histórica y los mitos que hay detrás del pueblo de Tartessos, además de hacer una tipología de las mismas y analizar su contenido.

Relatos pseudohistóricos

El relato pseudohistórico más extendido es aquel que relaciona a Tartessos con la Atlántida. Desde que Platón relató la situación de la Atlántida “más allá de las Columnas de Heracles”, y afirmaba que era “rica en recursos minerales y fauna animal”, muchos autores pensaron que Tartessos y la Atlántida eran lo mismo.

Esta teoría se vio reforzada, además, por otros relatos de la Antigüedad, entre ellos: el que cuenta la Oda Marítima de Rufo Cesto Avieno, donde Tartessos era un río donde habría una isla que albergaría una ciudad del mismo nombre; y las citas bíblicas referidas a un lugar llamado Tarsis o Tarsish, con el que el rey Hiram I de Tiro y el rey Salomón de Israel comerciaban, y que muchos autores pensaron que se refería a Tartessos.

Otro autor del siglo IV a.C., Éforo de Cime, se refiere a “un mercado muy próspero, la llamada Tartessos, ciudad ilustre, regada por un río que lleva gran cantidad de estaño, oro y cobre de Céltica”.

Apartando ya a los autores de la Antigüedad, en el año 1492, el filólogo Antonio de Nebrija intentó localizar la posición exacta de la ciudad de Tartessos, identificando el río Betis (Guadalquivir) con Tartessos, pero sin evidencias arqueológicas que apoyasen su teoría.

En la actualidad, algunos investigadores como Richard Freund, con el apoyo de National Geographic, y de la teoría del físico alemán Rainer Kühne, que presuntamente, gracias a unas fotografías de un satélite, identificó las estructuras de dos templos, volvieron a mirar las descripciones de la Atlántida que hace Platón, y sitúan a legendaria ciudad en las marismas de Doñana, área geográfica de tradicional ocupación tartesia, retornando a la confusión entre Tartessos y la Atlántida. Esto se refleja muy bien en el documental “Finding Atlantis”.

Fuentes históricas e historiográficas

En el apartado de fuentes históricas, las principales fuentes históricas que hablan sobre Tartessos son las obras de los autores clásicos, entre ellos, Herodoto, Estrabón y Justino.

En estas fuentes se habla, mayormente, de la situación y del contorno geográfico de Tartessos (de manera difusa y confusa), describiendo su paisaje, pero sin dejar claro si Tartessos era una ciudad en concreto, el nombre de una región, o el de un río; de las riquezas de este pueblo, sobre todo en recursos naturales, explotados a través, sobre todo, de la ganadería y de la minería; y de la grandeza del legendario rey Argantonio.

Por otro lado, hay que tener en consideración que estas y otras fuentes de la Antigüedad están sujetas a la visión de sus autores, por lo tanto hay que afrontar el estudio de estas fuentes con cautela, sobre todo en las interpretaciones que estos autores puedan hacer sobre los hechos, o en la intencionalidad que podría haber detrás de fuentes de este tipo.

En el apartado de la historiografía, para analizar los primeros estudios sobre Tartessos, debemos situarnos a finales del siglo XIX. El primero en acercarse al estudio de Tartessos fue George Bonsor. Excavó muchos yacimientos en Andalucía, sobre todo en la provincia de Sevilla, y muchos con restos vinculados a Tartessos como Carmona, Cruz del Negro, Setefilla, y Cerro del Trigo.

A principios del siglo XX, destaca la labor de otro gran investigador de Tartessos, el alemán Adolf Schulten. Fracasó en las excavaciones en la zona del actual parque de Doñana, donde él creía que se encontraba la ciudad de Tartessos, pero también con su obra Tartessos recompiló los conocimientos que se tenían hasta ese momento sobre esta civilización, y fue el punto de partida de muchas investigaciones posteriores.

Durante la primera mitad del siglo XX, los trabajos sobre Tartessos están basados (como en épocas anteriores) en la búsqueda de la identificación de Tartessos como ciudad y en la identificación geográfica de los accidentes geográficos, topónimos y elementos de carácter monumental citados en la “Ora Marítima” de Avieno.

Durante la década de los 70-80, ya hay una gran actividad arqueológica que influyó en los puntos de vista de cómo ver y estudiar Tartessos. En este momento los estudios empezarán a centrarse (y así hasta la actualidad) en los territorios próximos a Huelva, Sevilla, Cádiz y Córdoba, lo que constituyó uno de los aspectos más importantes para conocer la distribución de los asentamientos protohistóricos (hay dos teorías: si abarca Huelva y el Guadalquivir, o si, por el contrario, coge Andalucía y Murcia), su relación con los medios de producción y vías de comunicación, su delimitación política, administrativa y étnica del territorio, modelos de asentamientos, los centros y su periferia productiva, el mundo funerario, además de estudios de materiales (cerámicas, joyería,…),… Además, sigue la discusión acerca del origen fenicio, autóctono o mixto de esta civilización. Se sugieren también diferentes teorías para explicar su final en el siglo IV a.C.

En la actualidad, entre las personas que investigan sobre la civilización de Tartessos, podemos citar a: Mª Eugenia Aubet, Juan de Mata Carriazo, Fernando Wulff Alonso, José Mª Blázquez Martínez, Michael Blech, Sebastián Celestino Pérez, Álvaro Fernández Flores, Juan Campos, Jorge Maier Allende, Manuel Pellicer, José Mª Luzón Nogué y José Fernández Jurado.

Datos arqueológicos (yacimientos)

Los datos arqueológicos que proporcionan los yacimientos y en general, los restos arqueológicos relacionados con Tartessos, nos revelan algo de luz sobre las múltiples lagunas que existen todavía sobre esta civilización.

La cronología sería uno de los aspectos fundamentales. Las dataciones de los restos arqueológicos son esenciales para determinar la antigüedad de las civilizaciones. Tartessos no es una excepción. Los análisis de los hallazgos arqueológicos relacionados con Tartessos nos indican, de manera aproximada, unos inicios del pueblo de Tartessos sobre el año 1200 a.C., una época de esplendor entre los siglos VIII y VI a.C., e inmediatamente después, la repentina desaparición de esta civilización.

Otro apartado en lo que los datos arqueológicos son esenciales sería en lo referente a las costumbres y la forma de vida de los habitantes de esta civilización. La cerámica, por ejemplo, puede indicar aspectos como las costumbres culinarias o las costumbres funerarias y religiosas, siendo en estos últimos aspectos unos de los que mejor se conocen en Tartessos gracias, precisamente, a la cerámica. La joyería, por otro lado, puede aludir, por ejemplo, a formas de lujo y ostentación y a criterios de diferenciación social.

Algunos de los yacimientos más importantes donde se encontraron restos de la civilización de Tartessos son: El Carambolo, Aliseda, Cancho Roano, Cerro del Trigo, Carmona, Tejada la Vieja, Belví de la Jara, Cerro Macareno, Setefilla, Montemolín,…

Simón de Eiré

(La foto superior corresponde a una maqueta que reconstruye el yacimiento de Cancho Roano).


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