Queremos ver a nuestro equipo desde casa, que nos sale más económico el abonarnos al canal que al estadio. También queremos que nuestro equipo pueda acometer grandes contratataciones, jugadores de nivel que eleven la categoría del equipo y generen ilusión entre los aficionados.
Pedimos también espacios televisivos que hablen de nuestro equipo, más allá de los partidos que jueguen, conocer un poco el día a día y que nuestros amigos puedan verlo para que les digamos ‘ese es mi equipo’.
Nos quejamos de que nuestra Liga no esté tan bien organizada como la alemana o la inglesa. Que sólo dos equipos generen interés más allá de nuestras fronteras cuando en los torneos más potentes del Viejo Continente son más de dos los que son capaces de mover masas por un simple amistoso.
Hace un rato me enteré de los nuevos horarios de la Liga para esta temporada. Se ‘muere’ el clásico partido del domingo a las cinco de la tarde, entra en juego uno en ese mismo día a las diez de la noche y sobrevive el desterrado al lunes. No paro de leer comentarios ‘antisistema’ sobre esto: las teles mandan, la liga la organizan Barça y Madrid…
Sí, pero son esas teles las que pagan mucho dinero por retransmitir el fútbol en directo, el mismo dinero por el que la mitad de la Liga está peleando para igualar fuerzas y, más allá de o bueno o no que me parezca, es lícito y legítimo que pidan algo a cambio de su importante desembolso.
Nuestra querida Bundesliga tiene partidos los viernes, un día laborable, durante toda la temporada, y a lo largo de toda europa, con dos o tres excepciones, el grueso de la jornada se disputa siempre en horario de sobremesa. Campos llenos y entradas, por lo general, mucho más económicas que aquí.
Entiendo que un aficionado del Sporting, del Mallorca o del Levante, de los que van cada quince días al campo se queje. Le moleste organizar esa comida de fin de semana con la familia al son de que le marque la tele a su equipo y por supuesto jamás defenderé el horario de las 22:00 de los domingos. Pero llamaré demagogos a los que en su afán de consumir fútbol desde el sillón de su casa, se quejen por tener que programar el grabador digital a una hora en lugar de otra.