Nos estamos volviendo obsoletos. ¿Por qué? Porque el mundo del trabajo está cambiando y por falta de tiempo no nos estamos rentrenando en nuevas habilidades. Nos cuesta el cambio.
Longevidad
Las personas son cada vez más longevas. En algunos países aún no se modificó la edad que se debe tener para jubilarse y empezar a recibir una pensión. La gente se está jubilando relativamente joven y necesita seguir en actividad no solo por razones económicas. Hace unas décadas una persona de 40 años ya comenzaba a sentirse mayor. Hoy una de 60 tiene muchos proyectos en la gatera y, aunque no siempre se puedan materializar, lo intentan.
Jóvenes vs Mayores
Talentos se encuentran en ambos bandos, pero muchas veces a la hora de tratar de atraparlos no se les hace fácil a las empresas en ninguno de los dos sectores.
Gente mayor experimentada no siempre se quiere arriesgar a dejar su trabajo tradicional y moverse a empresas nativas digitales.
En la generación de los jóvenes, la realidad es otra. No les interesa trabajar en empresas tradicionales que le brindan un ascenso seguro, pero muy lento. Por el contrario eligen las start-ups, ya que es en este tipo de empresas donde tienen la posibilidad de llegar arriba en menor tiempo, ya sea porque son empresas más pequeñas o porque se dedican a mercados emergentes.
Y por supuesto, si pueden ser sus propios jefes… mejor aún! Muchos talentos jóvenes lo logran.
El continuo devenir del mercado
No solo los trabajos están cambiando. Los mercados se vuelven cada vez más competitivos. Los clientes están mucho más informados a la hora de adquirir un producto. Saben lo que quieren. Van a comprar, no a que le vendan. En este caso la función del vendedor no es la misma que hace unos años. El comprador seguramente ya le preguntó a Google todo lo que quería saber y lo que antes le preguntaba a él. Es por eso también que cada vez hay más tiendas virtuales.
Pero no solo el vendedor comienza a sentirse obsoleto. Tomemos otro ejemplo: los conductores del metro. En muchos países esos vagones ya se independizaron del humano y corren solos por las vías. No son los únicos independientes en ese sector y en otros. Tenemos máquinas para comprar tickets de todo tipo, pagar peajes y millones de otras máquinas que están desplazando al humano y hacen sentir mal a muchos.
Avanzando hacia una nueva etapa
Ya no sirve ser un talento con una sola disciplina. Un docente, por ejemplo, además de ser bueno en su área, necesitará saber usar las herramientas informáticas por sus alumnos ya sea que dicte clase en escuelas o en empresas. El que no aprende nuevas habilidades deja de existir en el mercado.
En algunas profesiones el cambio puede ser aun mayor, Volviendo al ejemplo del metro, el señor que conducía la locomotora quizás el día de mañana necesite sentarse en un centro lleno de pantallas y aprender a manejar esas pantallas para supervisar el recorrido de esos vagones que ahora se mueven solos.
¿Estamos preparados para aceptar esto?