No hay buenos datos para la economía europea. Mientras la economía griega va de mal en peor y el propio Gobierno admite que no alcanzará las metas de reducción del déficit fiscal a cuyo cumplimiento se supeditó la entrega del próximo tramo de ayuda financiera; Italia no logra recuperar la confianza de los analistas, que continúan fijándose más en su abultada deuda pública que en sus programas de ahorro. Al mismo tiempo, España sigue sin poder ahuyentar del todo el escepticismo, por mucho que sus autoridades repitan que no tendrá necesidad de recurrir a la ayuda de sus socios europeos.
En este sombrío panorama europeo, los analistas de la OCDE previenen a Alemania de una severa contracción económica hacia fines de este año, hecho que tendría un fuerte impacto en medio de la crisis por la que atraviesa la eurozona. Hasta hace poco Alemania era el único país que parecía escapar a los nubarrones de sus vecinos. Ahora la tormenta llega a Berlin, que según la OECD puede tener una contracción del 0,3 en el último trimestre del año con respecto al trimestre anterior. Malas noticias no sólo para el gobierno de Angela Merkel, sino para toda la eurozona que requiere la fortaleza de la locomotora alemana.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización