10.DIC.2012 /
Si emergiste de las ruinas
de un pueblo defraudado,
con tu “por ahora”,
tus ojos afligidos henchidos de luz nueva,
tu rostro de pueblo arrecho.
Si te has montado en la espalda
la esperanza vieja del pueblo de Bolívar,
de los niños sin cupos en las escuelas,
de los enfermos sin hospitales,
de los campesinos sin tierra,
de los obreros sin respeto, sin pan,
de las abuelas con quimeras rotas,
de la rebeldía joven asesinada,
de los padres desahuciados de miseria,
de las madres mancilladas de muerte,
de las mujeres maltratadas,
de los negros excluidos,
de los indígenas marginados,
de los estudiantes sin libros,
del sigilo de la insurrección,
de la utopía de un mundo mejor.
Si eres tú quien sueña
cuando soñar está prohibido,
recordar el pasado cuando
incomoda el presente de los buitres.
Si imaginas un mundo
distinto al capitalismo,
si crees que los pueblos somos los mismos
en cualquier parte del planeta.
Si eres pobre,
Si eres pueblo,
Si eres alba,
Si eres vida.
Si eres poesía,
Si eres la noche,
Si eres día,
Si eres mujer,
Si eres hombre.
Como no enfermarme cuando te enfermas,
como no llorar cuando lloras,
como no indignarme con tu indignación,
como no hacer la revolución mientras te espero,
como no esperar tu cercano regreso,
como no creer que te recuperarás pronto,
como no abrazarte con muchos brazos,
como no gritarle al viento del valle de Caracas,
Fuerza Chávez…
Por: Adal Hernández
Revista América Latina
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