Todo el mundo conoce o sabe lo que significa el término fuerza de voluntad. Las personas trabajadoras y cumplidoras parecen gozar de una mayor fuerza de voluntad que los que son menos constantes y les cuesta más moverse. Se necesita de ella para conseguir llegar a grandes objetivos o a objetivos que a los demás pueden parecer increíbles.
Hay que dejar claro que la fuerza de voluntad no existe. No hay un apartado en psicología de la personalidad en el que se estudien las rasgos de las personas con más o menos voluntad. Es nada más y nada menos que una invención creada por el ser humano y su lenguaje para dar más valor a las cosas que logramos y que a otra gente le costaría. Además parece quitarnos culpa cuando no hacemos lo que deberíamos por pura pereza. Es una simple expresión que justifica a los que prefieren estar en su casa sentados viendo la televisión antes que en la calle o en el gimnasio haciendo deporte aunque saben el bien que haría a su salud.
El término “fuerza de voluntad” ha hecho mucho daño en la sociedad en la que vivimos por justificar este tipo de comportamientos permitiendo a los que se escudan en la falta de ésta quitarse el sentimiento de culpa. Sin este termino dirían simplemente no me apetece o no quiero porque se está mejor en casa. Sin embargo, es más fácil decir “yo es que no tengo fuerza de voluntad para hacer eso”.
La fuerza de voluntad se podría definir como motivación. Si cambiamos un término por otro entenderemos que si no tienes motivación para hacer algo, siempre se puede buscar algo que te dé el impulso de salir a hacer eso que dices no tener fuerza de voluntad para hacer. Un corredor de fondo que entrena para una maratón tiene la motivación de salir cada día a comerse la pista para triunfar el día de la carrera. Un levantador de peso tiene la motivación para ir al gimnasio y levantar cada vez más peso para ganar músculo, competir o verse atractivo. Alguien que ni si quiera ha pensado en qué le puede motivar, qué puede hacer para levantarse y hacer bicicleta, correr, hacer pesas o simplemente andar, es difícil que salga de casa, y si lo hace volverá a los cómodos brazos del sofá enseguida.
Para hacer un cambio en tu vida y lograr tener fuerza de voluntad, hay que buscar algo que te motive de verdad. No practiques el deporte que hacen tus amigos o tu vecino porque te han dicho que te iría bien. Piensa en qué es más atractivo que estar sentado viendo la televisión. La motivación para salir tiene que ser superior a la motivación para quedarte, por lo que tiene que haber alguna buena razón. También se puede intentar disminuir la motivación de estar en casa haciendo que sea más incómodo o conlleve un castigo.
Una serie de consejos que pueden ir bien para aumentar la motivación:
- Intenta hacer más atractiva la hora de ir a hacer deporte llevando ropa que te guste, con la que estés cómodo. Pon la regla de que sólo puedes usar estas prendas para ir al gimnasio.
- Elige un sitio interesante y agradable para la práctica del deporte. Un parque bonito para correr, un gimnasio nuevo y con actividades nuevas.
- Si en tu casa sueles ver la televisión a la hora del gimnasio, elige una cinta de correr o bicicleta estática que dé a una tele. Podrás ver los programas que veías mientras haces ejercicio.
- Valora siempre cómo estarías dentro de un mes haciendo deporte comparado con quedándote en el sofá. Visualízate luciendo un cuerpo sano y compáralo con un cuerpo obeso y malnutrido.
- Recompénsate de vez en cuando con alguna actividad que te guste a cambio de un número de entrenamientos cumplidos.
También puedes acompañar estos trucos para hacer más atractivo el entrenamiento con trucos para hacer menos atractivo quedarte en casa.
- Si te quedas en casa haz cosas que no te guste hacer como planchar o limpiar la casa.
- Pon un canal de televisión que no soportes.
- Ponte ropa incómoda para ver la televisión.
Son solo ejemplos de lo que se puede hacer para que prefieras ir a entrenar. Tienes que lograr asociar ir a entrenar con beneficios que ganas y no ir con castigos. Si te fuerzas a hacer estas pequeñas cosas, poco a poco irás cogiendo el hábito y vencerás esa poca fuerza de voluntad que dices tener.
Por todo esto, creemos que la fuerza de voluntad como concepto no existe, no es algo que se tenga o se deje de tener, es algo que nosotros fabricamos, cultivamos y hacemos crecer. No se nace con o sin, se hace a base de trabajo y esfuerzo. ¡No más excusas!