Una conferencia del Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos acaba de mostrar que las fuerzas armadas estadounidenses se niegan a entrar en guerra con Rusia y reconocen que pudieran verse en situación de inferioridad de aquí a 10 años.
El general Martin Dempsey tiene, por consiguiente, intenciones de utilizar la próxima década para evitar que Estados Unidos pierda su superioridad militar sobre el resto del mundo. Sus palabras muestran la extraordinaria contradicción existente entre la política neoconservadora de provocación –tendiente a arrastrar a Rusia a la guerra en Ucrania– y la verdadera situación de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Una de las consecuencias de las sanciones de Occidente a Rusia es la profundización de los lazos de Moscú con China y con la India, que toma un giro dramático con el uso de la carta geoenergética por el presidente Vladimir Putin.
Una gran parte de los locuaces cuan pugnaces “civiles” de la clase política de Estados Unidos –no se diga sus desinformadores multimedia– no están actualizados como sus militares, quienes manifiestan un profundo respeto balístico hacia Rusia y China.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Martin Dempsey, impartió la conferencia «Defensa disruptiva: seguridad dinámica en la era de las nuevas tecnologías» en The Atlantic Council –think tank con sede en Washington, vinculado al Partido Republicano y a la OTAN–, 6 días antes de la trascendental visita del 20 y 21 de mayo del zar geoenergético global Vladimir Putin a Shanghai .
En su relevante intervención, Martin Dempsey sentenció que «Rusia y China son hoy dos pesos pesados globales», que «influyen en las decisiones estratégicas sobre los desafíos globales en seguridad». ¡Ni más ni menos que el nuevo orden geoestratégico tripolar esbozado en «Bajo la Lupa» !
El máximo general de carrera de Estados Unidos reveló el «nuevo paradigma de seguridad» de su país mediante la ecuación nemotécnica «2, 2, 2, 1», que significa: «2 pesos pesados (Rusia y China); 2 pesos medianos (Irán y Norcorea); 2 redes (al-Qaeda y el crimen trasnacional organizado) y 1 sistema (ciberseguridad)».
Aduce que la red de al-Qaeda y sus afiliados va desde Afganistán, Pakistán, atraviesa la Península Arábiga, la parte oriental de Siria, la región occidental de Irak, Yemen, Somalia, norte de Africa y África occidental, pasando por Nigeria.
Estados Unidos «usa diferentes instrumentos de poder –diplomáticos, económicos y militares– según trate con una nación-Estado o con un peso mediano que aspira a tener mayor influencia de lo permitido y que puede ser canalla de vez en cuando». Expresó que las dos redes no estatales no responden al mismo tipo de presión que las «naciones-Estado».
En momentos en que el ejército de Estados Unidos se ha vuelto muy tecnodependiente de la ciberseguridad, considera el general que existen dos temas que le preocupan al respecto:
1) la falta de preparación de Estados Unidos ante un ciberataque, en particular, al sector financiero; y
2) la «corrupción de los datos (precisión, navegación y tiempo)», que ocasiona la pérdida de confianza en los sistemas operativos.
Por cierto, China es una potencia nada desdeñable en «ofensiva cibernética» .
Juzga que en la perspectiva militar la «corrupción de los datos» es «más alarmante que la negación de los datos».
Elaboró que cada actor, sea adversario o potencial adversario, requiere un abordaje diferente ya que cada uno «responderá en forma muy diferente a los diversos tipos de presión».
Dos características fundamentales del nuevo militarismo de Estados Unidos son la «agilidad» y la «innovación».
Martin Dempsey anunció que se encontrará en Bruselas en una reunión de la OTAN , en sincronía con la visita histórica de Putin a China, y estima que el atlantismo se encuentra en una «crítica encrucijada» debido a la situación en Ucrania, por lo que debe «reconsiderar» su «flanco sur» (Portugal, España, Italia y Grecia), que está íntimamente ligado al Medio Oriente y el norte de África, cuyos «temas (sic) podrían cambiar profundamente la vida de Europa, no sólo en la parte sur sino también en el norte y en su parte central».
A mi juicio, pareciera que Europa peligra por todos lados. ¿Se habrán percatado de la fantasmagórica espada de Damocles de al-Qaeda en Alemania y Francia?
En referencia a una pregunta sobre la situación en Ucrania, el general Dempsey adujo que le compete a la OTAN, quien debe estar «más preocupada», mientras que Estados Unidos «usa el instrumento de poder económico en forma diferente» como «persuasión y castigo».
Se detecta que el general no se encuentra muy convencido en cuanto a las sanciones económicas después de haber convocado a un grupo de economistas que no supieron explicarle cuáles eran los riesgos inherentes para aplicarlas como «instrumento de poder» cuando Estados Unidos «tiene una clara imagen de la capacidad de las fuerzas militares de Rusia» con el «agregado de Putin» (su sicología), ya que «una gran proporción de la población rusa está dispuesta a enderezar (sic) las desviaciones de la fase temprana de la pasada década del siglo XX».
Sobre la aportación teórica de los economistas consultados, comenta que «si vamos a usar los instrumentos (sic) de poder en forma diferente en el futuro, entonces debemos recalcular nuestros modelos de riesgo».
Juzga que la más «persuasiva descripción» que tiene de Vladimir Putin es su «deseo por un legado personal y el bienestar económico de Rusia».
El máximo general de Estados Unidos tenía en mente los nuevos instrumentos militares no convencionales de Rusia, capaces de disuadir a cualquiera.
Ante una pregunta de Leandra Bernstein, de la agencia de prensa rusa Ria Novosti, el general Dempsey comentó que Estados Unidos «no debe regresar a una guerra fría con Rusia», ya que existe un «mayor número de temas en los que Estados Unidos colabora con ellos [o sea, con los rusos]: el futuro del Ártico, acciones antinarcóticos, contra la piratería y en el espacio», por lo que se debe «buscar un común denominador».
Aduce que el peor escenario con Rusia es el retorno a la guerra fría y el despliegue de fuerzas en el Báltico y Polonia, debido a los sucesos en Ucrania, al unísono de otras «disrupciones en geopolítica».
Arguye que la «globalización» no ha tenido los mismos efectos que la estrategia de la guerra fría, que fue «muy estable»: contención hasta que la Unión Soviética cambió por voluntad propia.
Después de su conferencia el general Martin Dempsey se reunió con su homólogo chino, con quien luego estuvo el siguiente día entero en la Universidad de Defensa Nacional. ¡A tomar nota!
Martin Dempsey deja atrás el pasado cuando «nuevos instrumentos (¡supersic!) se requieren para manejar dinámicamente un mayor ambiente de compleja seguridad» –eco del ensayo en Quadrennial Defense Review de 2004– y teme que Estados Unidos «no pueda innovar lo suficientemente rápido ante los nuevos desafíos».
Pese a la inestabilidad política, Martin Dempsey considera que Estados Unidos tiene plazo hasta 2025 y que aún «no necesita realizar cambios disruptivos», ya que «tiene un ejército notablemente bueno para conflictos grandes y pequeños» y que el recorte presupuestal para disminuir los costos del Pentágono –en soldados, sus excesos y su infraestructura– tiene como finalidad «innovar con una mayor agilidad en las fuerzas de despliegue de avanzada» que provean una «presencia dinámica donde más se requiera en ultramar».
Ahora el ejército de Estados Unidos necesita «hacer menos con menos, pero no menos bien», por lo que debe «pensar seriamente cómo jerarquizar».
Llamó la atención que el general no abordara el controvertido «pivote» de Obama para cercar a China y que sólo se enfocara en Rusia, con la que no desea ir tan lejos como los daltónicos economistas con ínfulas de verdugo citados a su oficina del Pentágono.
Fuente: La ecuación «2, 2, 2, 1» del Pentágono reconoce a Rusia y China como pesos pesados