Fugitiva - inés plana

Título

Fugitiva

Datos publicación

Espasa. Barcelona 2024. 438 págs.

Datos de la autora

    INÉS PLANA GINÉ nació en Barbastro (Huesca). Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y desde el principio desarrolló su carrera profesional en Madrid. Ha trabajado en diversos medios de prensa escrita y, en el terreno editorial, ha creado y coordinado distintas colecciones de títulos relacionados con la divulgación de la historia y el arte. Morir no es lo que más duele fue su primera novela y cosechó un gran éxito de crítica y público. En 2019 publicó la segunda parte de la trilogía del teniente Tresser, Antes mueren los que no aman, y en 2021 la tercera, Lo que no cuentan los muertos.

Sinopsis de la obra

    Rosaura Castán ha tenido poca suerte en la vida. Su madre murió en un accidente cuando ella era una adolescente y aún se culpa de esa tragedia. Ese hecho provocó el extrañamiento de su familia. Desde muy joven aprendió a vivir sola; tuvo un niño, Adrián, fruto de una relación esporádica y a quien quiere con toda su alma. El muchacho era el hijo perfecto, adoraba a su madre… aunque había cosas que no le contaba.

    Cuando Adrián aparece asesinado en un parque de Madrid, Rosaura, literalmente, enloquece de dolor, hasta el punto de que, ciega de ira, arrolla con un coche a un joven conflictivo al que todo apuntaba como el autor del homicidio. Rosaura es llevada a juicio y condenada a prisión por la muerte de un inocente. El asesino de su hijo sigue libre, así que la única obsesión de la mujer cuando obtenga su primer permiso penitenciario será encontrar como sea al verdadero culpable del crimen.

Reseña

ROSAURA Y LA SUERTE

    La diatriba entre la venganza y la moral, por un lado, y la presencia impune del mal en un ambiente de lo más cotidiano, por otro, son quizá los dos pilares sobre los que asienta esta última novela de Inés Plana, en la que ha dado descanso a los personajes de su serie y se ha lanzado a acompañar a Rosaura en el periplo que ella acepta recorrer en un permiso carcelario, y que se convierte en una potente “road movie” urbana que poco a poco nos va quitando el aliento.

    La muerte de un hijo es un desencadenante de una magnitud brutal, y la reacción humana ante semejante hecho es siempre dura, pero también en ocasiones se vuelve del todo imprevisible. Si además hay algún elemento perturbador que se empeña en ejercer el mal postrero, o una propina de dolor, el resultado puede estar determinado por la ira. Adrián murió, y eso a Rosaura le destroza, pero las amenazas e insultos de uno de los Ordaz, arrogándose esa muerte, es una espoleta de mecha muy corta, lo que tarda ella en subirse al coche y atropellar a quien se erige como asesino de su hijo.

    Ahí están la moral, la ética, el no dejarse llevar por la ira, la pulsión humana de vengar a los nuestros, y ello es lo que ha llevado a Rosaura a presidio, decisión que ella no discute. La segunda espoleta, la que le devolverá el ímpetu para seguir luchando, tendrá que ver con la actitud de la policía, sin resultados, y con la aparición de una pista fiable.

    Y entonces se activa la venganza, en ese momento Aurora renuncia a su libertad para investigar el mal que practica una honorable pareja. En esos momentos la novela crece, y mucho, con las amenazas de los Ordaz, los temores de unos aluniceros que también perdieron a una de las suyas, y la obsesión, necesaria, por desenmascarar del todo a una pareja que disfruta provocando el mal y clavando cuchillos en los corazones.

    El debate está servido, y el lector ha de tomar partido, aunque no hay mucho sobre lo que dudar, si acaso preocuparse por el daño anímico que los amigos de Rosaura (madre e hijo) pueden llegar a acusar. Parca factura ante todo lo que el destino y el tiempo le han ayudado a conseguir.

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