El estudio, dirigido por Mark Hamer, incluyó una encuesta a 8.155 escoceses. “Es evidente que algo está sucediendo incluso en niveles muy bajos, lo cual es bastante preocupante”, declaró Hamer a la revista estadounidense Time.
Datos previos han sugerido un vínculo entre el tabaquismo y los trastornos de humor. Experimentos en los que animales fueron expuestos a la nicotina comprobaron que esta puede accionar síntomas depresivos, estrés, ansiedad. A pesar de que el estudio de Hamer no demuestra que la exposición directa provoca cambios en el estado de ánimo de los humanos, sí sugiere una fuerte asociación.
“Yo no creo que sea el alfa y omega, no es una prueba 100% sólida, pero es una inferencia muy razonable”, dijo el Dr. Norman Edelman, director médico de la American Lung Association y profesor de medicina preventiva en Stony Brook University a la revista estadounidense.
Lo preocupante es que para la mayoría de la población hasta una mínima exposición al humo de ‘segunda mano’ es suficiente para que este cause ese efecto. Aquellos con niveles más bajos de nicotina, lo que equivale a la cantidad que podría ser absorbida en una discoteca, aumentó aún más su riesgo de síntomas depresivos y la ansiedad en un 25%, en comparación con aquellos con una exposición insignificante.