Revista Boda

Fumar es un placer

Publicado el 01 mayo 2014 por Ta @detrasdeunaboda

No vengo yo hoy a haceros una apología del tabaco y a obligaros a correr hacía el estanco más cercano a comprar una cajetilla. No, válgame Dios.  No quiero ser yo la culpable de que os entreguéis a otro vicio, cada uno que se haga responsables de los suyos.

Yo vicios tengo muchos  y la lista sigue creciendo porque al igual que me hago fan de muchas cosas continuo incorporando vicios (saludables o no) a mis hábitos. Total, que me voy ya del tema. Vicios muchos pero el del tabaco no. Y ahora es cuando os preguntáis que porqué narices si no soy fumadora empiezo a escribir afirmando eso de “fumar es un placer”. Pues por dos motivos:

-Porque hortera musicalmente lo soy un rato y a mi la canción de Sara Montiel siempre me ha gustado. La versión que cantábamos de preadolescentes no tanto.

-Porque no fumo pero a mi el tabaco en las bodas me gusta tanto como que la novia vaya de blanco.

Y a eso vengo. Porque sí, porque una va de moderna por la vida (al menos todo lo moderna que su vida le deja) y luego resulta que se pone a preparar una boda y descubre que todo lo que tiene de moderna por la vida lo tiene de tradicional por las bodas. Mira que me salté yo tradiciones (que llevé el algo azul de casualidad…) en la boda pero hay otras que me salió la vena y exclamé eso de “por aquí no paso yo, esto no lo modificó yo, lo bonito qué es y se está perdiendo”

Tengo que aclarar que no soy fumadora pero no soy antitabaco. Cada uno que se entregue al vicio que mejor le venga y a mi no me molesta que fumen estando conmigo.

Desde que nuestro querido Gobierno (el de todos) aprobará esa Ley Antitabaco tan polémica lo de fumar en las bodas se ha perdido. Bueno, no, no se ha perdido, se ha cambiado de sitio. Antes los fumadores se perdían menos momentos en las bodas porque los disfrutaban echando unas caladas… Ahora tienen que salir a fumar. ¿Qué ha conllevado esto? Que las pistas de baile estén un poquito más vacías, que durante la comida o cena los invitados se levanten más, que se hagan corrillos en el exterior… Que sí, que alguien puede pensar que si de verdad quieres a los novios te aguantas sin fumar pero yo creo que no podemos pedirle a los fumadores que no fumen en 10 horas que dura una boda… ¿Queremos que estén a gusto,no? Pues eso incluye que los fumadores fumen… aunque sea fuera.

Yo misma recuerdo perfectamente la cara de mi madre en la mesa presidencial mirándome, poniéndome ojitos y diciéndome “Tania, yo es que tenía que ir a fumar….” Pues claro mamá!!! Vete… Y se fue. Y justo me dijo un proveedor de mi boda que venga, que ritmo que diera la siguiente sorpresa.  ¿Ritmo? Pues te esperas que mi madre está fumando y yo sin ella no doy más sorpresas. Yo misma minutos de antes de entregar el ramo a la persona vi que su hermana no estaba en la mesa, salí y mientras le soltaba “venga,tira pa dentro que vas a llorar y luego sales a fumar de nuevo” la arrastraba para adentro.

Y sin ser fumadora, sin tener un amor por el tabaco una de las cosas que más me gustan en las bodas son los puros. El momento puro.

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Ese momento en el que el padrino lleno de orgullo y satisfacción reparte el puro a los hombres. Ese momento en que las mujeres robamos los puros momentáneamente para hacernos una foto chorras. Ese momento en el que el grupo de amigos encienden los puros (o lo intenta). Ese momento en el que alguien se atraganta con el humo. En el que se ríen. Esos momentos.

Por esto, en el momento en que decidí que me casaba yo sabía que mi padrino de boda, sin jugador titular en aquel momento, repartiría puros. Porque sí, porque yo me imaginaba a mi padre, que tampoco era fumador, repartiendo puros en mi boda más ancho que largo. ¿Por qué? I don`t know. Pero me lo imaginaba. Y punto.

Así que al padrino le di el trabajo hecho. Y acepto. En realidad, yo creo que por él hubiera dado otro detalle… me decantaría por algo extremeño pero lo siento tío, mi momento puro no me lo quitas.

Así fue como en mi boda hubo momento puro tradicional. Padrino y primo repartiendo puros a los hombres de mi boda. Y a las mujeres que se los pedían que ya os dije que éramos también de puros bodiles. A mi suegra también le dijimos eso de  tú da lo que quieras pero también tabaco. En principio, aposté por las señoritas para mis chicas pero luego me decanté por cigarrillos con sabor a vainilla y chocolate…empalagosos tienen que ser un rato, es cierto, pero uno de vez en cuando presta mucho. O eso me dijeron que yo hacer el tonto con un puro si pero con los cigarrillos parece que no es lo mismo.

Ya sea repartido uno por uno, colocados en un Cigar Corner de los que están tan de moda (y de los que os hablaré la próxima semana) yo digo sí al puro en las bodas. ¿Y vosotras?¿Puro en las bodas o bodas sin humos?

 


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