Un informe del programa ADN, que se emite por el canal C5N, muestra al principal funcionario de la Subsecretaría de Desarrollo Minero dependiente del Ministerio de Energía y Minería, afirmando que el cianuro no produce ningún daño a la salud humana.
Sin embargo, el Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA) publicó un documento titulado "Efectos del cianuro en la salud humana", en el que se afirma justamente lo contrario. Cabe destacar que la fuente de dicho documento es nada menos que la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), y dice entre otros conceptos reveladores, que:
El cianuro es fuertemente tóxico para los humanos. El cianuro de hidrógeno líquido o gaseoso y las sales alcalinas del cianuro pueden ingresar al cuerpo por inhalación, ingestión o absorción a través de los ojos y la piel. El nivel de absorción de la piel aumenta cuando ésta se encuentra cortada, deteriorada o húmeda. Las sales de cianuro se disuelven con facilidad y se absorben al entrar en contacto con las membranas mucosas. (...) Si bien el tiempo de exposición, la forma de exposición y la dosis pueden variar, la acción bioquímica del cianuro es la misma una vez que ingresa en el cuerpo. Una vez que se encuentra en el torrente sanguíneo, el cianuro forma un complejo estable de citocromo oxidasa, una enzima que promueve el traspaso de electrones a las mitocondrias de las células durante la síntesis de trifosfato de adenosina (ATP). Si la citocromo oxidasa no funciona correctamente las células no consiguen aprovechar el oxígeno del torrente sanguíneo, lo que causa hipoxia citotóxica o asfixia celular. La falta de oxígeno provoca que el metabolismo cambie de aerobio a anaerobio, lo que conlleva a la acumulación de lactato en la sangre. El efecto conjunto de la hipoxia y la acidosis láctica provoca una depresión en el sistema nervioso central que puede causar paro respiratorio y resultar mortal. En concentraciones más altas, el envenenamiento por cianuro puede afectar otros órganos y sistemas del cuerpo, incluso el corazón.
La situación es entonces, grave. ¿Quién miente, la ciencia o el funcionario?