Revista Cultura y Ocio

Fundación Atapuerca Gran Dolina. España

Por Daniela Daniela Leiva Seisdedos @elarcondeclio
Por Andreu Ollé / EIA El nivel TD10 registra las últimas fases de ocupación humana del yacimiento de Gran Dolina. Su excavación en una superficie de 100 m2 ha permitido documentar las mayores concentraciones de restos arqueológicos descubiertas hasta la actualidad en los yacimientos pleistocenos de la sierra de Atapuerca (con más de 118.000 restos faunísticos y de 35.000 artefactos líticos coordenados). Estos restos se acumularon en la entrada de la cueva de Gran Dolina a lo largo de los períodos en que ésta fue usada por grupos de homínidos, como enclave referencial dentro del entorno de la sierra. Se trata de los restos de fauna y herramientas de piedra desechados por estos grupos tras procesar las carcasas de los animales obtenidos principalmente mediante la caza. Por lo tanto, su estudio nos permite reconstruir las formas de vida de las comunidades humanas que vivieron en ese entorno a lo largo del tramo central del Pleistoceno medio, desde hace unos 500.000 hasta hace unos 300.000 años. En cuanto a la industria lítica, se observa una cada vez más cuidada selección de las materias primas disponibles en el entorno medianamente cercano, así como la aplicación de métodos de talla estandarizados. Su objetivo era la obtención de unas lascas que a menudo, tras una intensa modificación por retoque, resultaban en una amplia variedad de instrumentos como puntas, raederas o denticulados, que se adecuaban a las tareas domésticas realizadas en el campamento. Aunque la principal actividad documentada a través del estudio microscópico de los útiles es la de la carnicería, también se ha podido identificar el trabajo de la piel y el de la madera. En cuanto a los elementos faunísticos, se han encontrado evidencias de desollado, descuartizamiento, descarnación y evisceración, sobre restos de ciervo, gamo, caballo, bóvido, rinoceronte e incluso león. Los huesos se encuentran muy fracturados, ya que los homínidos los rompían para acceder y consumir la médula de su interior. Hasta el momento, se han excavado las dos unidades superiores (TD10.1 y TD10.2) de las cuatro identificadas en TD10. En la más moderna (TD10.1) hemos documentado, al igual que en otros conjuntos de Atapuerca, el consumo preferente de ciervos y caballos. En la unidad TD10.2, por el contrario, se ha puesto al descubierto un registro con unas características sorprendentemente diferentes: se trata de una fase en que la cueva fue ocupada por unos grupos extremadamente especializados en la caza y procesado de bisontes. Además, ambas unidades presentan también marcadísimas diferencias en cuanto a las herramientas de piedra fabricadas y usadas: mientras TD10.1 presentaba la variedad de rocas utilizadas como materia prima habitual en Atapuerca (sílex, cuarcita, arenisca, cuarzo, etc.), en TD10.2 se daba un uso prácticamente exclusivo del sílex. Por debajo de lo que podríamos considerar campamentos de cazadores de bisontes de TD10.2, y con una cronología de más de 400.000 años, vuelven a aparecer las estrategias diversificadas (en cuanto a animales procesados y rocas utilizadas para la producción de los instrumentos) características de los yacimientos pleistocenos de Atapuerca. El registro contenido en este tramo inferior (TD10.3 y TD10.4) ha de aportarnos información complementaria a la de los yacimientos coetáneos de Galería y la Sima de los Huesos, lo cual nos permitirá entrar de lleno en el mundo Achelense y conocer mejor tanto los aspectos biológicos como culturales de Homo heidelbergensis.
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