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Funeral in Berlin: El ingenio de Harry Palmer

Publicado el 02 abril 2012 por Fantomas
Funeral in Berlin: El ingenio de Harry Palmer“Funeral in Berlin” (1966), es un thriller del director Guy Hamilton, el cual está protagonizado por Michael Caine, Paul Hubschmid y Eva Renzi.
Harry Palmer (Michael Caine) es un espía cuya última misión consiste en viajar al Berlín comunista para ayudar en la fuga de un militar desertor. Pero cuando el asunto se enreda, Palmer se ve atrapado en el centro de una conspiración que puede costarle la vida.

Funeral in Berlin: El ingenio de Harry Palmer

Tras el éxito de “The Ipcress File” (1965), film basado en la novela del mismo nombre del escritor Len Deighton, el cual tenía como protagonista al ácido espía británico Harry Palmer, el productor Harry Saltzman rápidamente se lanzó a la tarea de realizar una secuela basada en otra de las novelas de Deighton titulada, “Funeral in Berlin”, la cual al igual que la anterior novela del escritor, no está protagonizada por Palmer sino que por un espía sin nombre (dicho sea de paso, el nombre de Harry Palmer fue inventado exclusivamente para la cinta “The Ipcress File”). Para darle un mayor realismo a la producción, Hamilton y su equipo decidieron rodar la cinta en locaciones ubicadas en Berlín, lo que les significó varios problemas debido al tenso clima político que se vivía en la ciudad en aquel entonces. Un buen número de guardias de Berlín Oriental que se encontraban tras el muro, se dedicarían a sabotear algunas tomas con la ayuda de espejos, con los cuales cegaban a los actores y entorpecían la labor de los camarógrafos. Por este motivo, el equipo de filmación tuvo que utilizar cámaras con lentes telescópicos en gran parte de las escenas que se rodaron en las cercanías del muro. Tan importante como las locaciones fue la elección del elenco, que en su mayoría estuvo compuesto por actores de habla alemana, quienes ayudaban a crear la sensación de que el protagonista del film realmente se encontraba inmerso en el conflicto que dividía Berlín.
En esta ocasión, a Harry Palmer se le encarga la en apariencia sencilla misión de sacar al Coronel Stok (Oskar Homolka), un desertor soviético, de Berlín Oriental. Para esto, el protagonista se asociará con Johnny Vulkan (Paul Hubschmid), un agente británico residente en Berlín, quien es el único que puede contactarlo con un hombre llamado Kreutzman (Günter Meisner), el cual ha estado ayudando a varios presos políticos a cruzar el muro con la ayuda de vistosos e ingeniosos planes. Es precisamente uno de sus planes el que le da el nombre al film, aunque la verdad es que el título tiene numerosas capas y alusiones; será bajo la fachada de un funeral falso, que Palmer y compañía intentarán ayudar a Stok a pasar al otro lado del muro, sin imaginarse las numerosas dificultades que se interpondrán en su camino. Y es que como suele ocurrir en las historias de este tipo, la trama se complica por la aparición de espías de otras agencias, identidades falsas e incluso por una disputa que involucra oro nazi. Inmerso en una ciudad donde no se puede confiar en nadie, Palmer tendrá que sacar a relucir su preciado ingenio para evitar perder la vida en un conflicto que tiene bastante más aristas de las que aparenta.

Funeral in Berlin: El ingenio de Harry Palmer

Si bien es sabido que tanto Harry Saltzman como Guy Hamilton formaron parte del llamado "universo Bond", el mundo del espionaje en el que se mueve Palmer es diametralmente opuesto al retratado en las cintas de 007. Palmer no suele viajar a lugares exóticos o paradisiacos, ni tampoco está rodeado de lujos y comodidades. Lamentablemente para él, no solo debe encargarse del "trabajo sucio" de la agencia, sino que además debe lidiar con el aspecto burocrático y aburrido de su profesión, razón por la cual no es de extrañar que en muchas ocasiones sea retratado como un simple empleado público que pone en riesgo su vida por un sueldo miserable. Eso lo ha llevado a convertirse en un personaje reprimido y cínico, que odia su trabajo y a quienes están de alguna manera ligados a este, pero que de todas formas lleva a cabo sus asignaciones porque está consciente de que es lo que sabe hacer mejor. Al mismo tiempo es un hombre desconfiado, cuyos actos aunque no lo parezcan, tienen un objetivo específico, lo que le ayuda a ir un paso adelante del resto, incluyendo al mismo espectador. Su agudeza mental es precisamente lo que lo lleva no solo a desconfiar de las motivaciones de Stok, sino que también lo mantienen en alerta cuando en su camino se cruza una hermosa mujer llamada Samantha Steel (Eva Renzi), cuyas verdaderas intenciones son reveladas recién en la mitad de la historia.
Lo que resulta sumamente curioso, es que todo el plan de escape del Coronel soviético no es más que la excusa para adentrarnos en lo que eventualmente se convertirá en la historia principal. Con el objetivo de no entregar demasiados detalles que puedan arruinar el visionado de la cinta, solo puedo mencionar que este giro dramático incluye el nombre de un militante nazi que supuestamente falleció hace varios años, y que al parecer tiene una gran suma de dinero guardada en un banco en Suiza. Más allá de la codicia, existe otro motivo que parece empujar a algunos de los personajes involucrados en este intrincado complot, y este es su supuesta homosexualidad. El tema, que en aquel entonces aún era un tabú en el cine, razón por la cual jamás se toca de forma abierta durante el metraje, parece ser el detonante de la serie de decisiones apresuradas que toma uno de los integrantes del MI5, cuya identidad solo será revelada en el último tramo del film. Una vez que se destapa esta cadena de intrigas y traiciones, Palmer tendrá que poner a prueba su intelecto para salir vivo de la engorrosa situación y descubrir quién es realmente la persona que está detrás de todo esto.

Funeral in Berlin: El ingenio de Harry Palmer

Michael Caine nuevamente realiza una estupenda labor interpretando a Harry Palmer. El actor logra dotar de profundidad a Palmer, evitando con esto que se transforme en un personaje unidimensional o en otro de los tantos personajes paródicos que surgieron en aquella época. El resto del elenco también realiza un buen trabajo, en especial Guy Doleman quien interpreta a Ross, el gélido y calculador jefe del protagonista. En relación al elenco, existe un dato curioso concerniente a Eva Renzi, quien interpreta al interés amoroso de Palmer. En un principio había sido contratada la actriz Anjanette Comer para interpretar dicho papel. Si bien ella alcanzó a filmar varias escenas, debido a una enfermedad tuvo que abandonar el rodaje, siendo reemplazada por Renzi, quien eventualmente tuvo que rodar todas las escenas en las que había participado Comer. En el ámbito técnico, la cinta cuenta con el pulido trabajo de fotografía de Otto Heller, quien le imprime al film una atmósfera opresiva y pesimista, que se complementa de estupenda manera con los escenarios donde transcurre la historia. Por otro lado, tenemos la irregular banda sonora compuesta por Konrad Elfers, que en ciertas ocasiones tiende a jugar en contra de la atmósfera que se supone deberían tener algunas secuencias.
Como ya había mencionado antes, las locaciones juegan un papel importante en el film, convirtiéndose por momentos en un personaje más del mismo. Ese Berlín que aún exhibe algunas de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y que está dividido por un muro que a ratos parece adquirir un carácter omnipresente, es un elemento clave dentro una historia dotada de altas dosis de tensión y realismo. De forma complementaria, Guy Hamilton le imprime a la película un ritmo narrativo que logra atrapar al espectador, y construye un relato interesante que enriquece con conocimientos adquiridos en su época como miembro de la inteligencia militar durante la Segunda Guerra. En relación a esto, Michael Caine declararía en una entrevista: “Guy en ocasiones salía con una idea que sonaba bastante fantástica, la cual justificaba diciendo que ´era lo que normalmente se haría´”. En definitiva, son varios los elementos que han colaborado a que “Funeral in Berlin” no solo haya envejecido de buena manera, sino que además sea una de las mejores películas de espías de los sesenta, como por ejemplo el aspecto de documento histórico que tiene la producción, la maravillosa interpretación de Caine, y los múltiples giros de tuerca que presenta el relato, solo por nombrar algunos. Es precisamente por sus virtudes que esta cinta suele ser recordada como la mejor de la saga de Harry Palmer, quien volvería a la pantalla grande en tres ocasiones más, aunque de forma bastante más deslucida.

por Fantomas.


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