Revista Talentos

Funerales de antaño, similitudes y diferencias con los del presente.

Por Mercedes Olivares De Ardiles @olivarmercedes

Recuerdo vivamente un funeral al que me llevaron cuando era pequeña, ni siquiera sé o recuerdo quien era el fallecido, pero lo que no puedo borrar de mi memoria es la curiosidad y el temor que me causó el ver los caballos que tiraban la carroza, cubiertos con mantillas negras tejidas cual si fuera una red, que se movían con el vaivén del caminar, los "pompones" o borlas colgando de sus cabezas y el excesivo color negro que había en el ambiente, en la gente que asistía...Sentía mucho temor de todo ello y la muerte la vi como algo terrorífico...La carroza era enorme, lo mismo los caballos o desde mi pequeña estatura lo veía así..Además había mucho llanto y lamentos y eso hacía más trágico el panorama.. Le tuve mucho miedo a la muerte, y no quería saber nada más de ella, ni de ningún otro muerto u otro funeral...

Habíamos estado en la Iglesia, hermosa con sus ángeles en el techo y sus colores dorados y celestes..La miraba hacia arriba, no sin dificultad para no caer de espaldas..¡Era enorme! Y la música, un lindo coro que también estaba arriba en la parte de atrás de la iglesia. Todo era alto, grande, enorme para mis infantiles ojos Uno de los sacerdotes vestía túnica morada y unos jóvenes le ayudaban....Había muchas flores y de vez en cuando sonaba una campanilla...Mi padre se puso en la fila para tomar la ostia...Después salimos y fue ahí donde vi la carroza...Había mucha gente, mis hermanos mayores se mantenían callados, no se si tenían tanto miedo como yo, pero no podíamos hablar, y caminamos detrás de la carroza (mientras escribo estos recuerdos no tengo a mi madre cerca para preguntarle quien era el fallecido de ese entonces..) en silencio...Me pregunto cuantos añitos tendría yo en ese momento...Nadie hablaba y yo me imaginaba que hablar era algo que no se debía hacer así que mantenía mi boca cerrada a pesar de querer hacerlo! Solo le daba furtivas miradas a mi hermanos y ellos me la devolvían, nada más...Y seguimos en ese largo caminar hasta el Cementerio. En algún momento mi padre me tomó en brazos y me llevó el resto del camino...

Los funerales del día de hoy son diferentes. La carroza tirada por caballos ha sido reemplazada por modernos vehículos. La gente ya no camina tras la carroza, la generalidad lo hace en vehículos, o en los lugares donde el camposanto esta retirado de la ciudad, lo hacen en su totalidad en locomoción.

Cuando he debido ir caminando la gente ya no va en silencio, la mayoría van conversando cualquier tema, aunque siempre hay personas que guardan silencio "por respeto" al finado..Y tampoco se ve el riguroso luto, o se ve muy escasamente.

Me doy cuenta que lo "terrorífico" de la muerte ha sido reemplazado paulatinamente, poco a poco.Los ataúdes ya no son extrictamente negros, los hay en otros colores menos sombríos y en color madera natural o caoba.

Que bueno que se ha ido despojando a la muerte de su terror, que el negro riguroso se haya ido reemplazando, que la tenebrosa carroza tirada por caballos haya sido cambiada por un vehículo. Asi se puede vivir este momento de forma más espiritual, y verlo un poco más como lo que realmente es.

Deseo compartir con ustedes un artículo muy interesante que habla de los funerales de antaño y luego cerrar con algunos otros comentarios:

"Nuestro insigne escritor, Mariano Picón Salas, dejó una rica descripción en su obra Viaje al amanecer, de cómo eran los funerales en la Mérida de principios del siglo XX. Cuenta don Mariano que por la calle de la Igualdad (hoy Canónigo Uzcátegui) desfilaban las procesiones hasta el cementerio de El Espejo. A los merideños de aquellos tiempos, como a los de ahora, les encantaba participar en estos rituales, por eso mucha gente caminaba detrás del infortunado, en procesión hasta su lugar de reposo. La calle se llamaba Igualdad precisamente porque era la vía al cementerio, lugar donde todos somos iguales. Sin embargo no todos los entierros eran iguales, había los de , con Deán y Cabildo, para los funerales de las gentes más distinguidas de la ciudad; en estos actos resaltaba la majestuosidad, los monaguillos llevaban incensarios de plata y los Canónigos exhibían sus más suntuosas vestimentas, acompañados de los repiques de "Juan el Campanero", personaje muy conocido en la Mérida de aquella época porque era el encargado de hacer sonar las campanas de la Catedral. Uno de los ebanistas más importantes de la ciudad era el Maestro Eulogio, quien tenía su fábrica de ataúdes en la misma calle que conducía al cementerio, para los pobres hacía una cajita "apenas cepillada y pintada con una mano de barniz barato", para los más pudientes, urnas de caoba con pasamanos e incrustaciones de plata.

"Primeramente por el entierro de cruz pequeña (o cruz baja) se llevarán dos pesos de veinte quilates. Por un entierro de cruz alta se llevarán cuatro pesos de oro de veinte quilates. Por una posa se llevarán tres pesos de la dicha ley. Por una vigilia cantada de difuntos se llevarán tres pesos de cada nocturno de veinte quilates. Por una misa cantada de difuntos se llevarán cuatro pesos de veinte quilates y a los diáconos y los [roto] se le dará cada uno un peso de treze quilates de por ley. Por el acompañamiento en que son conbidados los clérigos y los entierros, onras y cabos de año, les paguen a cada uno un peso de treze quilates, si van de sobrepelliz [...] y mandamos a los testatarios y hermanos e otras cualesquiera personas que se hallaren a los testamentos, aconseje en cualquier manera al testador y no ignore en su testamento cosa ninguna de las tocantes ni moderen ni paguen precio diferente del aquí mandado, so pena de Excomunión Mayor Latea Sententiae".

Llamado también misa doble con procesión, entierro doble cruz alta, oficios doble, es el entierro que incluía vigilia, celebración de misa con cuerpo presente y dos solemnes procesiones: la primera desde la casa del finado hasta la Iglesia y la otra hasta el lugar de inhumación fuera éste en la Iglesia, en sus contornos o en algún camposanto.

"...y aquel día fue acompañado su cuerpo del cura y sacristán desta sancta iglesia catedral con cruz alta y doble de campanas, seis clérigos sacerdotes con sobrepellices, que todos dijeron misa rezada, y por los religiosos del dicho convento se le dijo una misa cantada de cuerpo presente con su vigilia, diácono y subdiácono, responso y más seis acompañados del orden del señor Sancto Domingo que dijeron otras tantas misas rezadas, y de todo pagué la limosna acostumbrada como fue la voluntad y me comunicó la dicha difunta." http://www.nuestrosranchos.com/archives/2003h2/msg00168.html
Hoy en día aún se puede ver las diferencias entre los funerales de "primera y segunda" (no se si existen de "tercera"). Ademas de estar presente en los funerales de la familia, he hecho mi costumbre acompañar a mis amigos en los funerales de sus deudos, especialmente si son muy cercanos y es en estas circunstancias que he podido observar la diferencia entre un funeral y otro.
He estado presente donde han habido uno o mas sacerdotes, presencia o ausencia de sacristanes, donde se ha cantado acompañado de guitarra, y donde ha habido coro; donde ha habido un organista y donde ha habido un tenor...
De todas formas, la persona que yace dentro de su ataúd, sea de madera común o de caoba, tenga el acompañamiento que tenga, ha pasado de esta vida mortal a una esfera más elevada y este momento es de transición para ella. Ha concluido su vida mortal, y es un momento solemne. Ha terminado su instrucción y es el momento de la graduación. Y debemos dejarlo partir en paz "Que en paz, descanse"..Q.E.P.D.


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