Por cierto, una nota leída en Un espía en la trinchera, el libro de Enrique Bocanegra. Una nota al pie en la que se difuminan las caras y las vidas de casi tres mil doscientas personas, para las que la vida se paró aquel sábado: "El 12 de noviembre de 1938, Stalin y Molotov alcanzar una marca que seguramente no ha sido superada ni antes, ni después: firmar 3.167 sentencias de muerte en un solo día".
Más sentencias de muerte en tiempos de paz y un solo día que todas las que firmó en su vida Nicolás II.
Esto fue el comunismo.