A lo que voy. Mi pequeño Currito no sólo sabe que Iker Casillas es el portero de su selección y el de su equipo favorito, si no que también es capaz de numerarte la selección de Haití de memoria, por poner un ejemplo… Le pirra el fútbol. Pero le pirra, le pirra. Le vuelve loco. Hace unos meses cuando ponía la tele, buscaba sus dibujos preferidos, ahora sabe cual es canal en el que hablan de fútbol las 24 horas y ponen partidos constantemente. A él le da lo mismo quien juegue con tal de ver uno.Y por supuesto sile gusta verlo, más le gusta jugar. Está apuntado en el equipo del cole dos días a la semana, en el de Miami Beach otros dos días y los sábados juega un partido con amigos. De locos, sí, totalmente de acuerdo.
Así que ahora me toca, con demasiada frecuencia, mirar como un montón de pequeñajos van corriendo detrás de una pelota como si les fuera la vida en ello. Y yo, como mamá, babeo un rato por ver a Currito tan feliz. Pero reconozco que lo haría igual si le hubiese dado por bailar lambada. Exactamente igual.
¿Me terminará gustando el fútbol?
Currito a punto de jugar