Fútbol de patio de colegio.

No hace mucho leí que el juego de los chavales en los recreos estaba cambiando, si para la generación de los que tenemos más de 20 años, lo importante cuando eras niño era saber regatear y marcar goles, ahora los chicos quieren emular el tipo de juego más vistoso de la actualidad, el que profesan equipos tan importantes y exitosos como el Barça y la selección española, el juego asociativo y de posesión. Han pasado de tirar a puerta en cuanto pueden a marear al equipo contrario pasándose el balón constantemente.

Esto me ha hecho retrotaerme a mi etapa colegial, en un patio de recreo que sólo tenía una pista de futbito, se disputaban 4-5 partidos a la vez. El ritual era casi siempre el mismo: por aquel entonces yo jugaba casi siempre de portero, en mi clase estábamos 2 chicos que jugábamos de portero, así que nos íbamos cada uno a nuestra portería favorita y esperábamos a que se sortearan los equipos. Siempre hacían pies los 2 capos de la clase, los mejores jugadores, los equivalentes a lo que ahora mismo son Cristiano Ronaldo y Messi.

Recuerdo todo como un caos ordenado, los 4-5 partidos a la vez, los porteros nos íbamos turnando a medida que venían a atacarnos nuestros respectivos rivales. Eso sí, había una regla no escrita clara, el 80% del tiempo el balón lo llevaban los 2 capos, y el resto de jugadores estaban obligados a pasarles en cuanto fuera posible, sólo ellos tenían derecho a tirar a puerta. La verdad es que, pensándolo en la lejanía, era bastante aburrido el tema, e injusto, para el resto de los compañeros, pero en esa época no se miraba eso.

Hay veces que, viendo el fútbol de los 2 grandes, me vienen recuerdos de los 2 capos de mi clase, por muy bien o mal que jueguen el Barça o el Madrid, dependen en demasía, sobre todo los culés, de que su capo coja el balón, se regatee a 2-3 rivales y marque gol, al final cientos de análisis tácticos, de movimientos ensayados parece que se desvanecen ante el talento puro de estos jugadores para la jugada individual. Creo que esto es positivo, ya que, si el fútbol se vuelve tan complicado que no puede ser disfrutado y emulado, de alguna manera, por niños de colegio, perderá gran parte de su atractivo y podrá considerarse como un primer paso hacia su decadencia.