Fútbol femenino en Irán

El equipo de fútbol femenino iraní será, con toda probabilidad, eliminado de la próxima convocatoria olímpica por algo que no guarda relación con la capacidad de sus deportistas, sino con la dictadura religiosa y machista de su régimen islámico. El presidente de la sección femenina de la federación iraní dice que “la decisión de la FIFA representa un insulto a los musulmanes cuyo único propósito es mostrar sus creencias religiosas en el campo”, algo que no deja de sorprender a cualquier lector. Uno, seguramente errado, pensaba que en el campo lo que se demostraba era la valía deportiva del equipo, sin catequesis o predicamento alguno, pero un miembro de la administración que acusa a occidente de robar la lluvia a Irán, afirma que las deportistas lo que pretenden es ratificar públicamente su fe. Me sorprende que la decisión surja de un hombre, que además es el presidente de la cosa, o sea, y no de las propias implicadas en el asunto, porque, al fin y al cabo, en la democracia iraní, la voz femenina tiene un valor más bien escaso, aunque deberían ser las propias interesadas quienes se manifestasen sobre el deseo de expresar públicamente su fe, o de participar en la competición.

Zapatero anda como loco tratando de conjugar el velo con el fútbol y convenciendo a propios y extraños de que el cambio climático es responsable de la sequía en la antigua Persia y, por lo tanto, aunque de forma indirecta, sí es cierto que sustraemos el clima al dictador iraní. De tal guisa, con ese elevado grado de compresión, no cerraremos las puertas a la esperanzadora Alianza de Civilizaciones, alumbrada por la preclara luz que emana de nuestro líder, el leonés errante. Sin embargo, no dejo de preguntarme que hará D. José Luis para solucionar el tema del equipo femenino de natación en países como Irán. Tiempo al tiempo.