Mi compañero tangoferoz escribió el pasado miércoles que estaba “de Urdangarín hasta el moño”, lo que me hizo recordar un artículo publicado por John Carlin el domingo en El País, con el título Visiones de un extraterrestre. En él, el periodista inglés alude al fútbol, que muchos consideran una plaga social, y a los interminables debates sobre los clubes Real Madrid y Barcelona. En el artículo, Carlin intentaba suscitar el interés por la política a esa gran masa que prefería meditar sobre el fútbol. Y claro, aparecían entonces los Urdangarín, Fragas, Matas y Garzones que en nada ayudan para incentivar a la reflexión sobre la política. Sin embargo, y aunque la realidad esté más bien para darse al escapismo, ciertos modelos de otros sectores, como la prensa rosa, parece que se han instalado, en los últimos tiempos, en el periodismo deportivo. Así creo que ocurre con los dos grandes competidores televisivos de las cadenas en abierto: Futboleros, en Marca TV y Punto Pelota en Intereconomía. En ambos se ha llevado al debate futbolístico las discusiones ininteligibles e insultantes que son marca de la casa de los programas de la llamada televisión basura. El primero de los programas sacó a la luz una conversación de bar privada entre el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Villar y el presidente del Barça, Rosell, sin aportar más pruebas ni testimonios que confirmaran lo que había oído el periodista en la mesa de detrás. El segundo programa alentó a un presidente de un equipo de fútbol de categorías inferiores a preguntar a Pep Guardiola, entrenador del Barça, si iba a renovar (la pregunta del siglo) y grabó todo sin advertírselo a los implicados. Lamentable.
Fotografía de www.fcbarcelona.cat
El Barcelona decidió la pasada semana retirar las acreditaciones a Punto Pelota (debe ser que Futboleros no lo ven), con lo que han entrado en el circo sin necesidad. Impedir que los periodistas ejerzan su derecho a la información nunca es la solución, sí podrían haberse negado a conceder entrevistas o acompañar en sus instalaciones en todo momento a los periodistas que han demostrado poca ética y seriedad profesional. Pero nunca negarles la entrada, porque alientan así este nuevo fútbol rosa.
Por cierto, me van a perdonar la foto que ilustra este post, pero es que soy culé de toda la vida…
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