
Me decía hace un par de días la estupenda e inteligente actriz Anna Allen que no suele ver fútbol a menudo, pero que está enganchada y fascinada con el Mundial, y que ha descubierto que este deporte tiene, de alguna manera, mucho que ver con la interpretación; y sus argumentos eran contundentes. Hay valores, como la generosidad o la solidaridad, que son imprescindibles en uno y otro. Son trabajos en los que necesitas del equipo y el equipo de ti. Los actores precisan de la energía de sus compañeros para poder sacar adelante cualquier papel, y viceversa... La concentración, la entrega, el oficio, el saber estar, la conciencia de las posibilidades de cada uno, son también elementos comunes al deporte y a la actuación.
Fan incondicional de Puyol, me decía Anna que esa convicción, que esa sinceridad con la que afronta los partidos es un magnífico ejemplo. Como también que no quiera ser lo que no es, que afronte con humildad con la que ha asumido su confesada falta de talento natural, que suple con una entrega absoluta y una generosidad arrebatada. En el fútbol también hay divos, primeros actores, estrellas... Pero muchas veces son esos intérpretes a los que calificamos como sólidos y fiables los que más nos admiran.
Así que fútbol y teatro no están tan lejos...