Futbolistas y medios de comunicación

Me alegra leer hoy en Mundo Deportivo que el Barcelona va a incluir una cláusula de compromiso social en el contrato de los jugadores. No puede obligar a quienes tienen contrato en vigor, pero sí a las nuevas incorporaciones. Esta cláusula les obliga a acudir a eventos institucionales cuando no están convocados, véase aniversario de alguna peña, actos publicitarios varios o cumpleaños del socio más antiguo.

Y digo que me alegro porque el objetivo es “acercar los jugadores a la masa social”, al menos eso dice la directiva blaugrana. De esta manera se acercan a sus aficionados, a quienes se compran sus camisetas, sus gorros, sus zapatillas, incluso su cepillo de dientes. Quienes hacen un esfuerzo económico para ir cada quince días al estadio a disfrutar con su equipo.

Lo mismo debería pasar con la prensa. Los jugadores deben entender que cuando hablan con la prensa no están aguantando las preguntas tópicas que hacen (hacemos) los periodistas deportivos, si no que están hablando con sus aficionados, quienes les permiten que se llenen los bolsillos con círculos de níquel marcados con la cara de Juan Carlos I.

Deben tener deferencia para con los profesionales que les esperan después de cada partido y de cada entrenamiento. Con quienes aguantan sus entrenamientos apoyados en una vaya y preguntándose si merece la pena tanto el fútbol como para perder el tiempo de esa manera. Con quienes se meten kilómetros de coche, tren o avión para contar a sus oyentes, lectores o espectadores todo cuanto pasa. Y aún muchos contestan que no, “hoy no voy a hablar”; o simplemente niegan con la cabeza.

No estás negando la entrevista a Fulanito de la COPE, a Menganito de TVE o a Zutano del Marca, estás negando tus explicaciones a el socio 1563, que paga más de seiscientos euros por temporada, y al socio 2345, y al 4569, y al 7652…

Creo que en los contratos de los jugadores también debiera incluirse una cláusula que les obligara a atender a los medios. Un mínimo de intervenciones por mes o por temporada.

Parte de culpa tienen también los responsables de comunicación de los distintos clubes, que en vez de ponerse de lado de sus compañeros, miman, amparan y consienten a los jugadores sin hacerles ver qué hay detrás de todas las cámaras y grabadoras que se hacinan en la sala de prensa. Quizá sea que alguno de ellos jamás ha trabajado en un medio convencional, por eso no se le caen los anillos al programar una rueda de prensa a la una y media del mediodía, justo cuando las radios tienen sus informativos o las televisiones deberían tener ya editados los vídeos para el informativo. No les importa hacer esperar más de una hora a que se duche el jugador, porque tiene que salir perfectamente peinado y perfumado para dar la cara, aunque varios periodistas tengan que irse con una cinta llena de recursos y sin ninguna declaración que ofrecer.

Espero que cambien las tornas y algún gran club empiece a ser modélico también en este sentido. Porque en los tiempos que corren, lo más valioso justamente es eso, el tiempo. Y todos los días se pierden horas en campos de entrenamiento, pequeñas salas de prensa y estadios de fútbol. Lo decimos medio en broma, pero a veces es más fácil entrevistar a un ministro que a un jugador recién llegado al equipo más modesto de primera división. La afición se merece un trato mejor.