Reproduzco un párrafo del artículo publicado por D. Pablo Molina respecto a D. Iñaki Gabilondo:
“Pero el que peor lo está pasando es Iñaki Gabilondo, incapaz de entender que sus videocabreos monumentales en la web de El País a cuenta del caso Bárcenas no encuentren el eco debido en la sociedad española, más allá de algún grupúsculo de radicales o de socialistas ociosos en busca de un sueldo oficial. Cuando no hace tantos años el Gobierno de España estaba involucrado en crímenes de Estado y aquí se robaba hasta la caja de los huerfanitos de la Guardia Civil, Gabilondo optó por un perfil bajo marcadamente institucional. Después fue de la opinión de que, cuando manda el PP, es muy bueno que en la calle exista “tensión”. Que alguien le explique que, con esa biografía, es difícil que la gente se lance ahora a las barricadas simplemente porque él lo exija con tono exaltado“.
Al margen de sectarismos propios de las ideas de cada uno, lo evidente es que el Sr. Gabilondo tiene un claro color político y que, como acertadamente se señala en el texto precedente, su perfil fue institucionalmente bajo mientras el Gobernador del Banco de España jugó en bolsa o el Sr. Roldán se marchó a Laos con el dinero de los huérfanos de la benemérita y ataca sin piedad a la administración si el gobierno es popular.
La cuestión es otra: ¿Por qué tantos pseudointelectuales de izquierdas, progresistas de traje de Armani y Visa Platino denostan cruelmente aFederico Jiménez Losantos?. En el fondo, y a veces en la forma, no es menos, ni más, exaltado que el Sr. Gabilondo, y su discurso, si bien de signo contrario, resulta igualmente sectario.
Al final solo llego a una conclusión: El Sr. Losantos es menos agradable a la vista; es bajito y su peinado no le favorece en absoluto, además, su voz es un poco atiplada, en comparación con el timbre profundo y viril de D. Iñaki, al que le sientan estupendamente los trajes, a diferencia igualmente, de lo que sucede con Federico. Se ve que es de izquierdas y progresista el ser guapo, imagino que entre los caballeros, toda vez que en las damas es obvio lo contrario; y Federico no sale bien en la tele, que siempre te muestra más bajito y gordo de lo que en realidad eres. Así pues, nada que objetar: Dejemos que el Sr. Gabilondo enardezca a las masas con su voz de barítono trasnochado, corbata de Armani y americana de Hugo Boss y El Sr. Losantos arengue con sus ejemplos irónicos y pueriles, cada uno de sus respectivos medios, pero otorgando, como es lógico, el mismo respeto a ambos.