Revista Historia

Gádor (Almería)

Por Yorga @javieramosantos

A través de la carretera comarcal C-332, el viajero se adentra hasta Gádor, al pie de la sierra a la que da nombre. Uno de los lugares con historia de Almería y, por extensión, de Andalucía ideales para realizar una estupenda escapada de fin de semana. Un enclave apacible y de gentes hospitalarias, salvo que despierte la leyenda del hombre del saco si ha observado un comportamiento un tanto travieso a su alrededor.

En su término municipal se encuentra también la fortaleza de Mondújar, además de vestigios romanos y bizantinos, varias necrópolis musulmanas e importantes restos de las culturas de la primera Edad de los Metales, como la Argárica y la de Los Millares. De los restos romanos hallados sobresalen los fragmentos de la estatua del Buen Pastor de Quiciliana, escultura paleocristiana, que se encuentra expuesta en el Museo de Almería.

De origen fenicio-ibero, ya que de esa cultura deriva su actual topónimo, en época musulmana Gádor tuvo un papel destacado tras convertirse en uno de los principales enclaves del antiguo Reino de Almería. Las ruinas de dos torres situadas a orillas opuestas del río Andarax dan fe del paso de los árabes por aquí. Con la expulsión de los moriscos en el siglo XVII devino la despoblación de la zona y el declive del municipio.

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El pueblo de Gádor./Juan Lux

La historia de Gádor va ligada a un suceso trágico que ha dado pie a una leyenda popular del folclore patrio. El 28 de junio de 1910, el curandero del pueblo, Francisco Leona, secuestró, con la ayuda de Julio Hernández, a Bernardo González Parra, un niño de siete años. El encargo lo recibieron de Agustina Rodríguez, madre de Julio y curandera. Aprisionado en un saco, el joven fue transportado hasta el cortijo propiedad de Francisco Ortega, alias el Moruno, un agricultor adinerado y enfermo de tuberculosis que había accedido al secuestro para recobrar la salud. El curandero clavó una navaja en el corazón de la víctima y recogió su sangre en un vaso. Después, le extrajo las mantecas para hacer cataplasmas.

Sin embargo, como el Moruno no pagó la cantidad apalabrada, Francisco Leona acudió al juzgado para denunciar haberse topado con el cadáver en el monte. Detenido como sospechoso, no tardó en confesar e incriminar a sus compinches. El 10 de septiembre de 1913, el Moruno y Agustina fueron ejecutados a garrote vil. Antes, había muerto Francisco de gastroenteritis en la cárcel. Julio pasó sus últimos días entre cárceles y asilos psiquiátricos.

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Ayuntamiento de Gádor./emil.yanev

Esta truculenta historia originó la leyenda del hombre del saco o sacamantecas, algo más que un invento que se emplea también en la actualidad para asustar a los niños por su mal comportamiento. Por aquella época se extendió la falsa creencia de que beber sangre o aplicar la grasa de infantes sanos en forma de cataplasma era un remedio infalible contra enfermedades como la tuberculosis o la sarna. Incluso se llegó a rumorear que el propio rey Alfonso XIII combatía la tisis con la ingesta de sangre. El vil crimen ocurrido en Gádor contribuyó a acrecentar el temor.

En la localidad almeriense se pueden visitar monumentos como la iglesia, donde se funden el barroco y el más puro estilo neoclasicismo del gran arquitecto dieciochesco Ventura Rodríguez. Del siglo XVII permanece en pie un edificio de interés histórico, la ermita de la Encarnación del Marchal de Araoz, fundada por Don Ignacio Almansa de León, canónigo de Almería, cuyo escudo campea en la portada.

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Glorieta dedicada a Don Quijote./emil.yanev

El viajero amante del pasado remoto y la arqueología tiene una obligada visita en la Necrópolis Megalítica de Gádor, que se constituye como uno de los conjuntos funerarios más amplios e interesantes del sureste peninsular. Más posteriores son las cinco cuevas medievales situadas sobre un cortado a casi 40 metros de la rambla de las Herrerías. Se desconoce si estas cavidades eran lugares de enterramiento, refugios o habitáculos de culto.

Alejado del bullicio y la afluencia de visitantes atraídos por el sol y la playa, Gádor se presume como uno de los lugares turísticos menos reconocidos de Andalucía, pero su descubrimiento merece la pena. Aquí encontrará la calma y el sosiego de los que carecen otros destinos de la comunidad autónoma como Mijas o Mojácar. A base de unos cuantos viajes a Andalucía se descubren maravillas históricas envueltas de leyenda en lugares como Gádor.

Dónde dormir: La Molineta; Paraje El Batán; 04470 Láujar de Andarax (Almería); [email protected]; teléfono: 950514315.

Dónde comer: Restaurante Los Ángeles; Avenida del Privilegio, 1; Gádor (Almería); teléfono: 950645229.

Plano Gádor


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