Con claras referencias bíblicas, también paganas, en un bosque al que la magistral fotografía convierte en tan bello como amenazador, se lanza una contundente proclama ecologista, un aviso de que el fin del mundo es posible, que la naturaleza ya ha empezado a rebelarse contra el maltrato a la que le somete la humanidad, porque es eso en realidad, y no una película sobre el fanatismo religioso o la locura paterna transferida a los hijos. Pero si el mensaje que transmite esta singular cinta sudafricana es diáfano, el modo de expresarlo es complejo, casi críptico en su tercio final, por fortuna el poderío de las imágenes supera cualquier obstáculo.Puntuación @tomgut65: 6/10
