Hace seis años, Eric, que en aquel momento era el Director de Ventas de Benelux y los Países Nórdicos, hizo una presentación que me impactó profundamente. Para serte sincero, creo que es la única presentación que realmente me ha impactado de todas las que he visto a lo largo de mi carrera profesional. El entorno en que la hizo era muy especial. Invitrogen había comprado unos meses antes Applied Biosystems, la empresa en la que yo trabajaba en aquel momento, y aquella era la primera reunión conjunta entre las cúpulas directivas de ambas compañías.
La reunión me resultó particularmente dura, emocionalmente hablando. El CEO de Invitrogen nos comunicó que Lars, el presidente europeo que había sido el artífice de la profunda renovación de Applied Biosystems en Europa, abandonaría la empresa. Para los que habíamos trabajado estrechamente con Lars y, sobre todo, para los que habíamos compartido, apoyado y creído en su proyecto de cambio, fue un duro golpe. Un golpe que, en mi caso, marcó el comienzo de mi desvinculación emocional con la compañía.
Eric nos sorprendió porque conectó con nosotros. Y conectó porque comunicó desde el corazón. Compartió con nosotros dos experiencias dolorosas, una personal y otra profesional, que habían tenido lugar de manera casi simultánea, y lo hizo con autenticidad y sencillez, sin efectismos ni ñoñerías, con la única intención de compartirlas.El título de la presentación era “The creative use of pain” (“El uso creativo del dolor”).
El aprendizaje que Eric compartió con nosotros es cómo del dolor y de la frustración pueden surgir cosas extraordinariamente satisfactorias y positivas. Cómo la canalización de los sentimientos dolorosos puede no solo curar a la propia persona sino también producir efectos beneficiosos en otras personas. Reconozco que, desde mi rechazo a algunos planteamientos religiosos sobre el sentido del dolor, mi primera reacción al oír aquello fue una mezcla de incomodidad y escepticismo. Pero lo que decía Eric era real y auténtico, así que finalmente dejé a un lado mis prejuicios e intenté comprender.
La idea de que el dolor pudiera tener una componente positiva era disruptiva para mí. Por aquella época yo ya usaba GTD y hacía tan solo unos pocos meses que había empezado a escribir en este blog, así que “recopilé” y posteriormente organicé en el “jardín de ideas” de mi incubadora el título de la presentación como un posible tema sobre el que escribir algún día ya que, entre otras cosas, escribo para tomar conciencia de lo que he aprendido. Ese día no ha llegado hasta hoy.
Los pasados 28 y 29 de noviembre he tenido la profunda satisfacción de participar en el GAIT-CoLab 2014 en Madrid. Acostumbrado a navegar en el día a día en un mar de falta de imaginación y de sentido crítico, rodeado de lugares comunes y de gente que no cree en lo que hace, poder pasar dos días completos con personas que comparten lenguaje, interés e intención es ilusionante y reconfortante. Desde aquí envío mis gracias profundas y sinceras a todas ellas.
El segundo día fue más operativo y estuvo centrado en cómo aplicar metodologías realmente centradas en las personas a los procesos de cambio organizativo. Muy interesante, con varios aprendizajes útiles para cambiar el paradigma del cambio, pero poco impactante para mí, ya que leo y sigo estrechamente a Eugenio Moliní desde que le conocí personalmente hace ya años. Eugenio es, en mi opinión, una de las personas más avanzadas y lúcidas en cuanto a lo que cambio organizacional se refiere y su libro sobre participación genuina es lectura obligada para cualquier persona que crea sinceramente que las personas deben estar en el centro de todo proceso de cambio.
El primer día ha sido el más enriquecedor para mí. Diría que más que un ejercicio de descubrimiento, ha sido un ejercicio de comprensión. La información yo ya la tenía – me la descubrió Eric hace seis años – pero hasta ahora no había sido capaz de entender por completo su significado. De ahí que este post llevara seis años en la incubadora.
Comprender cómo lo que te duele y te frustra, la piedra que se te clava y te hiere, también puede convertirse en perla, es un aprendizaje que no tiene precio. En mi caso, las “piedras” que me he encontrado a lo largo de mi vida han guardado casi siempre relación con el absurdo y la humillación. El absurdo de hacer cosas a las que no encontraba un sentido y la humillación de tener que hacerlas obligado, no necesariamente por otras personas, sino a veces también por las circunstancias.
Ante el dolor, una opción válida es curar únicamente las propias heridas. Válida aunque “escasa”, en la medida que su utilidad se limita solo a la propia cura. Una opción alternativa es incluir a otras personas en el proceso de cura, trascender la propia necesidad de curación para, a la vez que trabajas para curar tu herida, ayudar a otras personas a curar también las suyas. Incluir a otras personas es centrarte en la perla en lugar de centrarte en la piedra. Cuando lo haces, vives tu vocación a la vez que tu uso creativo del dolor ayuda a otros.
He aprendido muchas cosas en este GAIT. De entre todas ellas, he aprendido a conocerme mejor, a comprender más profundamente porqué hago lo que hago. Mi vocación es ayudar a las personas a curar las heridas producidas por un trabajo humillante y sin sentido que relega a los seres humanos a ser simples recursos al servicio de los procesos, las tecnologías y las estructuras organizativas.
Cuando facilito la creación de espacios en los que las personas pueden trabajar con autonomía, aplicar y acrecentar su maestría y encontrar un sentido al trabajo que hacen, vivo mi vocación y eso me produce una enorme satisfacción.
Cada vez creo menos en las coincidencias. Lars, el presidente de Applied Biosystems, fue el artífice del proyecto de cambio más exitoso que he conocido en mi carrera profesional. Antes de llegar a ser presidente y liderar este proyecto de cambio, Lars había sido jugador profesional de fútbol en la liga sueca. Una grave lesión al comienzo de su carrera deportiva le apartó súbitamente de lo que prometía ser un futuro de éxito. A lo mejor su piedra convertida en perla tuvo algo que ver con lo que consiguió su proyecto de cambio.
No sé que pensaría Steve Jobs de todo esto. Me refiero a su famoso discurso de Stanford en el que utiliza la expresión “connecting the dots“. Eric era holandés pero llevaba años viviendo y trabajando en Suecia, país del que estaba profundamente enamorado. Lars también era sueco, un apasionado por las cosas bien hechas. Eugenio es español, aunque ha vivido muchísimos años en Suecia y me atrevo a decir que su alma es sueca. Y yo… Bueno, quienes me conocen dicen que mi carácter es mucho más sueco que español
A lo mejor solo había que conectar los puntos para aprender sobre el uso creativo del dolor… Este artículo, GAIT: Aprendiendo sobre el Uso Creativo del Dolor, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 3.0 España.Muchas gracias por suscribirte a Optima Infinito.
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