Revista Sociedad

Gaitas y barretinas

Publicado el 23 septiembre 2014 por Salva Colecha @salcofa

Al final eso de que la historia se repite acabará siendo verdad, una vez más, ha pasado. Estoy hablando, comoNo Thanks and Yes signs todos estos días, del peculiar deshoje de margarita a la escocesa y con música de gaitas “…YES or NOT… NOT or YES…”. Personalmente lo he seguido con admiración y un poco de envidia, porque no admitirlo, aquí esas cosas se complican hasta niveles insospechados y harán que nos acabe doliendo la cabeza.

No se si alguien se acuerda de Mel Gibson correteando en faldillas con la cara pintarrajeada, y seguro que menos aún, del auténtico Braveheart. El buen hombre en cuestión se

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peleó con media Inglaterra para al final ver como los nobles escoceses lo dejaban de lado a cambio de dineros y promesas venidas de Inglaterra. Todo ello antes de ser ejecutado con el sadismo más refinado de la época, algo parecido como las inhumanas inyecciones de USA, esas que funcionan de aquella manera. Ha vuelto a ocurrir aunque parece que esta vez no ha hecho falta recurrir al hacha, el desmembramiento y cosas de esas que dejan la ropa, el suelo perdidos de sangre y una mala imagen para los turistas. El caso es que al final, en Escocia, han optado por creer la promesas de Londres, igual por el espanto que les ha producido descubrir que la Duquesa de Alba podía haber sido su reina. Promesas que han acabado con el harakiri político del sucedáneo fondón de Braveheart, Alex Salmond, para al dejar las cosas aparentemente igual, y así hasta dentro de trescientos años, la lástima es que Mr Connery no creo que viva para verlo, aunque nunca se sabe con este caballero.

Eso sí, por lo menos a los escoceses se les dejó ir a votar, con mayor o menor fortuna (ahí no entro) pero nunca

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se podrá decir que David Cameron no venció al susto que le dio verse de narices con la cosa independentista de los Scottish a la puerta de su casita de Downing Street. Le hechó arrestos al asunto y no se parapetó detrás de todas las normas y leyes existentes o no para evitar enfrentarse a los problemas. Justo al contrario que otros para quienes se puede “amañar” las leyes para conservar alcaldes pero no para solucionar algo que se está enquistando peligrosamente.

En Moncloa en cambio se han quedado quietos como un gato de escayola y harán todo por evitar el referéndum ese tan terrorífico al que me parece ellos y su camarilla temen tanto que acabará llevándoles a la esquizofrenia. Intentarán frenar lo imparable al precio que sea, aunque recurran a la barbaridad (ahí estará su error y temo que lo cometan). Digo imparable porque si, de verdad, un pueblo tiene la voluntad firme de segregarse, a veces lo dudo, tarde o temprano lo va a conseguir, existen cientos de ejemplos de ello a lo largo de la historia esa que Wert pretende adulterar.

Lo más gracioso es que en su desvarío, nuestro presi, se cree una especie de mesías unionista que se permite

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opinar y felicitar a los escoceses por seguir en el Reino Unido de la Gran Bretaña olvidando aquello que repite sin parar de que Cataluña y Escocia se parecen como un huevo a una castaña aunque los dos tienen fama de agarrados. Pero está visto que si es para intentar sacar algún tipo de beneficio de ello son igualitos. Puede que tenga razón y no sea lo mismo, la gran diferencia es la actitud del gobierno. En Reino Unido se arriesgaron. Aquí, en cambio se quiere impedir como sea que las urnas salgan a la calle eludiendo dar la cara y dando una muestra más de la alergia que parece tener esta gente a lo que significa la democracia.

En lo que seguro que no se ha reparado es que el presunto desastre ese del que parecen alegrarse por Moncloa no lo es tanto. Los independentistas han conseguido, sin perder las formas, arrancar una promesa de mayor autogobierno para su nación. Una promesa envenenada para Londres, que va a tener que apechugar con lo dicho en momentos de terror y que barato no les va a salir, de eso estoy seguro.


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