El sábado 6 de marzo de 2021 tuvo lugar la 35 edición de la gala de los premios Goya en el teatro del Soho Caixabank de Málaga y estuvo presentada por Antonio Banderas y María Casado. Fue una gala muy especial y muy diferente por las circunstancias que estamos viviendo.
Desde hace muchos años tengo dos citas televisivas ineludibles: los Goya y Eurovisión. Dos acontecimientos muy diferentes y con prestigio y audiencias dispares. El año pasado los Goya se celebraron normalmente (enero de 2020) antes de que la alarma sanitaria saltara en España, mientras que Eurovisión (mayo de 2020) no pudo hacerse más que de modo testimonial desde los Países Bajos, el estado anfitrión, que tuvo que cambiar de escenario ya que había convertido el estadio destinado al certamen en hospital improvisado. Cada cantante permaneció en su país y las imágenes que acompañaban la emisión eran de las más grandes y emblemáticas ciudades completamente desiertas.
En esta ocasión, la difícil tarea de conducir los Goya celebrados en pandemia fue encomendada a Antonio Banderas, quizá para que sus tablas, su locuacidad y su sencillez dieran empaque y sobriedad a una ceremonia que tenía que alejarse de los chistes y bromas de años anteriores.
Antonio Banderas y María Casado hablaban días antes de lo delicado de este trabajo, del temor a que no se comprendiera una gala tan diferente, del despliegue técnico que representaba la conexión en directo simultánea con cientos de nominados en sus respectivas casas y del miedo a que algo saliera mal en el programa, que cada año, se convierte en lo más visto de la televisión española. Todo el equipo estaba dispuesto a cumplir cada una de las directrices sanitarias, someterse a los test PCR imprescindibles y grupos burbuja necesarios.
Goya.
Imagen de
Alejandro Martín.
Publica: Flickr
Los datos de audiencia no fueron todo lo buenos que se esperaban, pero al día siguiente la prensa elogió la gala y, por ello, resultó injusto que tan bonito espectáculo se viera eclipsado por los inaceptables comentarios machistas sobre las actrices. Venían de un par de periodistas o técnicos que creían tener el micrófono cerrado pero cuyo sonido captó la retransmisión de la alfombra roja por redes sociales.
Teatro del Soho. Málaga.
La calle Córdoba, donde se encuentra el teatro, estaba acordonada para que los fans se abstuvieran de ir, pero esto no detuvo a cientos de curiosos que desde las bocacalles intentaban ver a los famosos. Tan solo desfilaron por la alfombra roja los actores y actrices encargados de entregar los galardones, mientras en grandes pantallas, podíamos ver a los nominados engalanados en sus casas, posando también, como si estuvieran allí. Un cordón separaba a la prensa de los artistas que no dudaron en quitarse la mascarilla para sonreír a las cámaras.En la platea del teatro no había un solo espectador. En el escenario sobrio, pero telemático, apareció Antonio Banderas con un discurso sosegado, reflexivo y acertado que se volvía para dar la bienvenida a todos los nominados que, desde sus casas, saludaban en un mosaico de caras risueñas que se dibujaban en las pantallas. Y después, todos juntos, actores, técnicos y televidentes guardamos un minuto de silencio.
Antonio Banderas saludando a todos los nominados que seguían
esta gala telemáticamente desde sus respectivos domicilios.
Imagen de youtube. Video compartido por TVE.
“Dicen que para vivir la vida hay que mirar hacia delante, pero que para entenderla hay que mirar hacia atrás” reflexionaba Antonio instantes después para contarnos que, precisamente en aquel mismo lugar, se había levantado en 1907 el primer cine que hubo en Málaga, el cine Pascualini.
En esta ceremonia solo había 40 personas y los artistas se mantuvieron en camerinos separados. Entre ellos se contaban los más internacionales del cine español actual que salieron a entregar los primeros premios: Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Alejandro Amenábar, Paz Vega y Juan Antonio Bayona. En el suelo aparecieron sendas estrellas para que pudieran posicionarse guardando las distancias.
Y la gala fue transcurriendo entre premios, agradecimientos más cortos que de costumbre y con pocas palabras reivindicativas de los ganadores vestidos de gala en su sofá acompañados de familia o amigos.
Las diferentes categorías estaban muy ampliamente representadas, pero se dio el insólito caso de que la pandemia solo había permitido terminar y estrenar una película de animación y para ella fue el Goya de su categoría.
Aprovechando sus numerosas amistades, Antonio había logradoque lo más granado de Hollywood nos enviara palabras de ánimo y afecto. Más de 30 artistas, unos en inglés y otros en castellano (con buena disposición y mal acento) nos mostraban su apoyo. Y así, en diferentes bloques, oíamos los saludos de Robert De Niro, Al Pacino, Nicole Kidman, Charlize Theron, Emma Thompson o Tom Cruise. Los latinos, como Salma Hayeck, fueron mucho más elocuentes y cariñosos.
No sé cómo les harán llegar los Goya a los galardonados, pero solo uno de ellos pudo recogerlo en el escenario: Ángela Molina que recibió el Goya de honor y lo agradeció con un emotivo discurso.
Una enfermera fue la encargada de anunciar el Goya a la mejor película que se llevó el film Las niñas.
La música la puso la Orquesta Sinfónica de Málaga. Nathy Peluso interpretó La violetera. Vanesa Martín se encargó con Una nube blanca de acompañar el “In memoriam” de casi 8 minutos, que terminó con unas sentidas palabras de la cantante recordando a todas las víctimas de la pandemia en el mundo con el mapa de España lleno de nombres propios y una imagen que se alejaba cada vez más para captar toda Europa y después el resto del planeta. Diana Navarro apareció deslumbrante junto a Carlos Latre caracterizado como Pepe Isbert que decía “deber una explicación” a Luis García Berlanga emulando el famoso monólogo de Bienvenido, Mr. Marshall, mientras que Diana cantaba Coplilla de las divisaso, como todos la conocemos, Americanos, os recibimos con alegría para homenajear al director en el centenario de su nacimiento.
Diana Navarro y Carlos Latre como Pepe Isbert homenajeando
a Berlanga. Al fondo un fotograma de "Bienvenido, Mr. Marshall".
Imagen del canal de youtube de Javier Saborido Teira. Vídeo compartido por TVE.
Y ya en el tramo final de la gala, en uno de esos saludos internacionales, la mismísima Barbra Streisand daba paso a un fragmento de una de sus interpretaciones de Happy days are here again a la que tomó el relevo en el escenario Aitana mientras en la pantalla aparecía la traducción de la parte más esperanzadora: tiempos felices, noches felices, días felices, están aquí otra vez.
Antonio y María se despidieron con la maravillosa Moon River sonando de fondo, mientras decían que no querían quedarse en la historia como la gala de la covid, sino la de la recuperación. Y con unas poéticas palabras de alegría y deseos de abrazos se marcharon por un mítico camino de baldosas amarillas.
“Aquí, quizá porque somos unos insensatos, sí creemos en las balas de plata, en los caminos de baldosas amarillas y en los ríos de la Luna”.
Uno de los caminos de baldosas amarillas que existen en el mundo.
Imagen de May Meez en Pinterest.