Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.
Traigo hoy al blog su obra teatral La fiera: drama en tres actos, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, basada en la 2ª ed. de Madrid, Sucesores de Rodríguez y Odriózola, 1897, que se encuentra en la Biblioteca de Castilla-La Mancha (Ciudad Real).
La fiera fue estrenada el 23 de diciembre de 1896 en el Teatro de la Comedia de Madrid. Ambientada en 1822, en pleno Trienio liberal, Don Juan - hijo del Marqués de Tremps y primo de la Susana, Baronesa de Celis - defiende la plaza de Urgel frente a los realistas, liderados por Berenguer. Éste además, busca venganza contra la familia Celis por ofensas y crímenes cometidos en el pasado por el fallecido Barón. Sin embargo, Berenguer cae enamorado de Susana. Ante la inminente llegada a la ciudad de tropas de refuerzo liberales se ve entonces en la tesitura de anteponer sus sentimientos de amor por encima de sus ideales y carga a muerte tanto contra el fanático liberal como contra el fanático realista. Los enamorados deciden huir a algún territorio lejano donde reine la paz.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
HArendt
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)