Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)
Subo hoy al blog su novela Torquemada y San Pedro, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de Madrid, Imprenta La Guirnalda, 1895.
La tetralogía de Torquemada es un conjunto de cuatro novelas publicadas entre 1889 y 1895. La que abre el grupo, titulada Torquemada en la hoguera (1889), se enmarca aún dentro del "ciclo de la materia", el primero del conjunto de las novelas españolas contemporáneas. Ya dentro del "ciclo espiritualista", Galdós escribió a partir de 1893, en tres años sucesivos, Torquemada en la cruz (1893), Torquemada en el purgatorio (1894), y Torquemada y San Pedro (1895). Su protagonista, Francisco Torquemada, es un prestamista que ejerciendo la usura prospera en el Madrid isabelino de los primeros años de la Restauración. La crítica lo considera "uno de los grandes avaros de la literatura universal". En el fino hilo argumental de la serie sobre el Torquemada triunfador cosido en las carnes de la plutocrática familia Águila, los golpes de efecto de la trama esperpéntica se irán sucediendo. Rafael, el hermano ciego y clarividente, se suicida. La unión de Fidela, la hermana sacrificada (mitad venta, mitad inversión), engendra como fruto de su matrimonio con Torquemada, un triste fruto, un pobre anormal al que sus creadores tratan de "salvaje, bruto, monstruo, etc." —un precedente, como recurso literario y golpe de efecto, similar al que cien años más tarde utilizará Gabriel García Márquez en Cien años de soledad.
El sainetero esperpento de la primera entrega de las novelas de Torquemada tomó cuerpo con la reaparición del personaje en una trilogía narrativa con categoría de obra independiente. El usurero de barrio, cómico por mísero, va a convertirse por la magia de su avaricia en el Midas del cuento (que todo lo que tocaba lo convertía en oro). Quizá sea necesario recordar que en la ideología de Galdós, hombre lúcido del siglo XIX, "el negociante en dinero tiene un sentido negativo opuesto por completo al creador de riqueza." Dicho con otras palabras —y la misma fuente, Casalduero de nuevo—, Torquemada sale del papel de usurero para convertirse en financiero moderno... Pero "en los negocios de dinero, Galdós no ve sino una actividad social parasitaria".El conjunto de obras que componen la serie Torquemada, va a moverse en un triple escenario: el siglo XIX "encenagado en lo materIal"; el Madrid galdosiano del multimillonario Torquemada contemplado sin piedad; y el esperpento familiar de los Águila, aristócratas arruinados (los hermanos Cruz, Fidela y Rafael). Galdós, narrando la trama urdida por Cruz, casará a Fidela con el ambicioso Torquemada, ante la mirada escandalizada del ciego Rafael. Una trama que le servirá al novelista para mostrar el fenómeno social común a la España y la Europa del último cuarto del siglo XIX, la actitud de una clase dominante "que no transige con la democracia política, pero sí con la democracia del dinero".
La acción de Torquemada y San Pedro transcurre en el palacio de Gravelinas, en un recodo imaginado de la vieja calle de San Bernardo, en el que la sombra del misionero Gamborena (al que Torquemada llama "San Pedro") recorre la mansión. Los gritos del hijo monstruoso y la inercia mortal de sus creadores serán el fáustico escenario para la trama final. "Los personajes viven en una atmósfera de frío y de nieve que se transforma en barro, chapoteando sin brío y sin ánimo en un barrizal". Siguiendo el hilo, morirá la aristócrata Fidela y el hinchado financiero no tardará en estallar también. La farsa tragicómica de Torquemada en la cruz y Torquemada en el purgatorio contrasta con el sentimiento de la nada, de muerte, que reina en la conclusión de esta tetralogía particular. El último episodio de la irresistible ascensión de Francisco Torquemada, concluye 'reventando'. Como un globo. El financiero avaro "muere de una indigestión; se le indigesta la comida y el oro".
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendtHArendt
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)