La sala más espectacular del Museo del Louvre quizá sea la Galería de Apolo, un espacio cubierto por una larga bóveda de cañón y totalmente decorada por temas mitológicos o prohombres franceses.
La Galería fue encargada por Luis XIV a Charles Le Brun (1619-1690) pero no fue terminada hasta el siglo XIX pues el Rey Sol se trasladó a Versalles. La pintura dominante de Apolo se debe a Delacroix (1796-1863).
La Galería recuerda a la Biblioteca de El Escorial en su magnificencia y es más larga. Si en el Monasterio de San Lorenzo son las Artes Liberales las representadas aquí son las musas las que acompañan a Apolo.
Nos detenemos a contemplar una escultura de Urania observando y midiendo los cielos con los instrumentos de medida: esfera, compás y transportador. Acompañando al lado de la musa vemos su amorcillo con más instrumentos.
Las pinturas muestran también a los arquitectos de la época y todos con compás para recordarnos su actividad geométrica.