Galería de favoritos 4 / David Bowie

No hubo un solo David Bowie, fueron muchos, ninguno perduró, se fueron borrando para dar paso al que venía en cola. Las conexiones ocultas que los ensamblaba a todos forman un mapa inasequible, al que no es posible acceder sin que uno se pierda y no sepa conducirse. Es más un laberinto que un mapa propiamente. Bowie se cuestionó en alguna ocasión las ventajas y los inconvenientes de ser siempre el mismo Bowie y las de ir mutando a otros. Se trataba (sólo especulo) de buscar el laberinto y perderse. Bowie es una especie de personaje fantástico de Borges (estoy yendo muy lejos) que no habría gustado en absoluto a Borges, sigo especulando y ya estoy muy lejos de verdad. La idea de que una persona real sea el personaje de otra persona real es un filón literario, a poco que se piense. Lo de Pirandello es un boceto de todo lo que puede venir después. No es que los personajes busquen un autor, sino que las personas de carne y hueso eligen otros a la que convertir en ficción. Lo bueno es que el elegido no se cosca de la mutación. Tal vez Bowie sabía que no era él en realidad, sino otra cosa, una araña de Marte, un astronauta (zurdo o no) o un barman en un tugurio de Berlin antes de que cayera el muro.  Uno no sabe quién es, haya o no haya laberinto, esté o no esté perdido, pero yo soy de los que piensa (especulo, se me da bien) que todo es un laberinto y que nuestra condición es la de estar perdidos