Revista Cultura y Ocio

Galería de favoritos 44 / Nosferatu

Por Calvodemora
Galería de favoritos 44 / Nosferatu
Una de mis predilecciones cinematográficas, un santo de entre los muchos a los que les profeso sincera devoción, es el terror. Me parece asombroso que podamos inducir el miedo y luego, a voluntad, sin que intermedie un esfuerzo ni siquiera considerable, retirarlo, entender qué es ficción y qué no, escindir la parte fabulada de la real. Me inclino al terror del bueno, el que no recurre a una imaginería excesiva, ni siquiera leve, sino que susurra más que grita o insinúa más que ofrece, lo cual no es traba para que de vez en cuando caiga en al vicio confesable del terror de serie B, el malo, el que grita y el que ofrece, el agravado por un guion previsible, capaz de generar risa en lugar de escalofrío. A lo que no renuncio es a tener a Nosferatu como icono de terror primordial. Debe ser el impacto que me produjo su primer visionado. La película de Murnau, vista en un cine de esos de arte y de ensayo, en una sala pequeña de una lluviosa mañana de invierno, se quedó para siempre en mi memoria. Está ahí de una manera tan primorosamente nítida que bien pudiera parecer que fuese ayer cuando entré en ese cine y decidiera refugiarme en la historia de Bram Stoker. Tiene el conde Orlock, trasunto del propio Drácula, más empaque perturbador que el mismísimo vampiro de Transilvania y carece del porte aristocrática de éste. Quizá contribuye el hecho de que Friedrich Schreck hiciera un desempeño tan verosímil del papel del vampiro, de modo que aún hoy no ha sido borrado del todo del imaginario popular la idea de que el actor era en realidad uno de esos vampiros, asunto más que jugoso para cualquier aficionado con interés en no rebajar la vigencia de los mitos. Hacen falta. tienen su predicamento, hasta su frívolo encanto. El mito es nutritivo. Sabemos que es deliberadamente falso o albergamos una brizna de duda, pero no nos interesa la verosimilitud, sino el atrevimiento, el temblor que produce la contemplación de todos eses seres fantásticos, extraídos de un mal sueño. Nosferatu es fiable: nos hace temblar cada vez que dejamos que nos cuenten su historia, nos sentimos zarandeados, llama en alguna parte nuestra que suele estar siempre en paz, pero que de pronto se agita y nos hace sentirnos maravillosamente vivos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog