Revista Opinión
Greenpeace ha hecho un balance de lo que ha supuesto este año en materia de incendios con el objetivo de mostrar una radiografía de uno de los problemas ambientales más importantes del país. Analizando los datos, se confirma que se rompe la tendencia de mejora de los últimos años, ya que 2017 está siendo el tercer peor año del último decenio, con casi 101.000 hectáreas quemadas, 11.600 incendios de los cuales 22 han tenido dimensiones superiores a 500 hectáreas. Ardió Galicia y Asturias en más de 100 incendios provocados. Habría que analizar cuantos se han sufrido desde que modificaron la Ley de Montes (con el PP parando hace unos días un recurso sobre prohibición de construir en terreno quemado). A lo que hay que sumar los 436 brigadistas despedidos por Feijóo en septiembre y los continuos recortes en prevención.
La Ley de Montes garantizaba, fundamentalmente, a partir de la modificación realizada en 2006, que no se pudiera edificar sobre suelo quemado y, sin embargo, la modificación que, en 2015, realizó el PP con mayoría en las dos cámaras parlamentarias, incluyó en el texto vigente varios supuestos que permitían a los ayuntamientos cambiar el uso urbanístico de aquellos terrenos que habían sido devastados por un incendio. Este cambio, ha coincidido con el aumento de incendios provocados para conseguir construir en terrenos forestados incendiados. Sobre todo, en Galicia, que ha sufrido en los últimos diez años cerca de 34.000 incendios. Según las estadísticas de la Xunta, cada año se queman en la comunidad unas 16.000 hectáreas de bosques y montes, lo que equivale a casi dos veces la superficie del municipio de Barcelona.
Margalida Quetglas, senadora por Mallorca y encargada de defender la Proposición de Ley de Unidos Podemos, planteó en la sesión plenaria la necesidad de “poner sobre la mesa la importancia y la necesidad de recuperar una redacción exenta de excepcionalidades a la prohibición para cambiar el uso de los suelos forestales afectados por un incendio”. Quetglas instó al resto de fuerzas políticas a votar a favor de la tramitación de un texto legal sobre el que “desarrollar un enriquecedor debate parlamentario en torno a la prevención de los incendios forestales y la conservación y regeneración de los montes afectados”. De espaldas a ella y, gracias a la modificación de la Ley de Montes que evitaba que se pudiera construir en terrenos forestales incendiados, este es el tercer peor año en incendios de la década. Curiosamente, la mayoría de los pirómanos que los provocaron siguen sin ser descubiertos. Y se sigue especulado con la posibilidad de que muchos fuegos, demasiados, hayan sido provocados.