Revista Cultura y Ocio
Posiblemente hayáis notado que mi ritmo de publicación, ya pausado de por sí, ha decaído aún más en las últimas semanas, y posiblemente ya sepáis que se debe a que la familia imperial se ha ampliado con la llegada de un nuevo miembro, lo cual me llena de orgullo y satisfacción. No esperéis que esto vaya a acelerarse en los próximos meses, la verdad es que hoy por hoy no apostaría un euro por la supervivencia de este blog. Y es que, parafraseando a Oscar Wilde, cuando el cambio de pañales entra por la puerta, la música salta por la ventana, y a veces me encuentro sentado delante del teclado pensando ¿y ahora sobre qué escribo yo, si en la última semana no sólo no he ido a ninguna ópera ni a ningún concierto, sino que apenas he podido escuchar un CD entero?
Pero bueno, no nos pongamos dramáticos, que esto había empezado con una gran noticia y vamos a seguir por ese camino, escuchando una nana, que es lo más adecuado para un bebé. Y ese bebé, dicho sea de paso, llegó al mundo el mismo día en que nos dejó una soprano que le gusta mucho a su padre, Galina Vishnevskaya, insuperable en repertorio ruso. A riesgo de que el conjunto de la entrada quede un poco "unos que vienen y otros que se van, la vida sigue igual", escucharemos a Vishnevskaya cantando la nana de María, de la ópera Mazeppa de Chaikovski.
Vídeo de ManricoV
Pero bueno, no nos pongamos dramáticos, que esto había empezado con una gran noticia y vamos a seguir por ese camino, escuchando una nana, que es lo más adecuado para un bebé. Y ese bebé, dicho sea de paso, llegó al mundo el mismo día en que nos dejó una soprano que le gusta mucho a su padre, Galina Vishnevskaya, insuperable en repertorio ruso. A riesgo de que el conjunto de la entrada quede un poco "unos que vienen y otros que se van, la vida sigue igual", escucharemos a Vishnevskaya cantando la nana de María, de la ópera Mazeppa de Chaikovski.
Vídeo de ManricoV