Si hay algún político que quiere siempre estar en el candelero, que pretende ser el rey del mambo y que lo que desea es que hablen de él, aunque sea mal, ese es nuestro faraón Gallardón I. El mismo que ha arruinado Madrid, poniéndola a la cabeza de las ciudades más endeudadas de Europa.
Pues, ese mismo individuo, es el que pretende nadar y guardar la ropa. Así, empezó diciendo, en su primera intervención como Ministro de Justicia, que había que corregir la ley del aborto porque las menores de 16 años podían hacerlo sin permiso de los padres. Como le llamaron al orden en su partido, ya en la segunda intervención reflejó lo que quería su partido, volver a la ley de 1985. Se la tragó y tuvo que comulgar con las ruedas de molino de su PP. Su objetivo era ser ministro, no ser consecuente.
Y ahora, en tan poco tiempo, le ha vuelto a poder su afán de exhibicionismo, su grandilocuencia, su protagonismo. En una entrevista que le hicieron en la SER, nuestro “querido faraón”, ha vuelto a las andadas. Cuando le han preguntado si el PP, al igual que en el aborto, iba a cargarse la ley de los matrimonios homosexuales antes de esperar la sentencia del Tribunal Constitucional, él contestó haciendo una diferencia increíble en un ministro de Justicia. Dice que su partido hará lo que dictamine el TC, pero que él cree que la ley es constitucional.
Una incongruencia clara que reflejo el talante del ministro. Me parece muy bien que esté a favor de los matrimonios homosexuales, somos muchos los que lo estamos, pero lo que tiene que hacer como ministro es retirar el recurso de inconstitucionalidad que presentó su partido, por cierto hace ya siete años. Eso demostraría que verdaderamente está a favor. Pero claro, ahí está el ala dura de su partido y la Iglesia a los que como buen pepero tiene que obedecer.
Una incoherencia que también refleja el PP, que para la ley del aborto no espera al Constitucional y sin embargo sí lo hace para la de los matrimonios homosexuales.
El problema del exalcalde es que si retirara el recurso de inconstitucionalidad de esta ley, le cesarían de ministro. Y hasta ahí podíamos llegar. O sea hará lo que diga el TC, independientemente de lo que piense. Total que el TC queda tocado sea cual sea la sentencia, porque ha quedado desacreditado (precisamente por el ministro que ha manifestado que es una prioridad resolver la renovación de los órganos judiciales y dotarles de independencia). Si dijera que es constitucional se diría que se ha visto presionado por Gallardón, y si dictaminara en contra sería que los enemigos de Gallardón han ganado la batalla. En resumen, él siempre en el candelero. Así es como quiere estar, en constante lucha con su partido y con el mundo. Él es así.
Por otro lado, recordemos que, como alcalde, ha casado a homosexuales. Es un tipo que se sale del tiesto para luego volver a entrar, así de forma populista pretende engañar a tirios y troyanos y tiene despistado a “muchos centristas”. Ahora tiene la oportunidad de ser coherente --aunque seguramente eso es pedir peras al olmo--, ya que California acaba de declarar inconstitucional la prohibición de los matrimonios gays. Y, ¿no es USA el país modelo al que quiere el señor Gallardón que nos parezcamos? Así lo ha declarado en infinidad de ocasiones. Pues eso, que empiece a ser coherente y retire el recurso. Ganará credibilidad como político y como persona. Pero no caerá esa breva, no se bajará del caballo ministrable, ni de coña.
Salud y República