El: Cuando tenía mi cama y mis libros, era feliz.ELLA asiente con la cabeza.EL: Hasta que llegué a tener un gallo y diez gallinas.ELLA asiente con la cabeza.El: Cuando compraba una gallina la ataba dos días a un árbol para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor por su residencia anterior. Pausa.El: Remendé el cerco del patio para que no se escapen.ELLA: Sí. Y para que no entren los zorros.EL: Me aislé.Pausa.ELLA: Nos aislamos. Fortificaste la frontera. EL: Tracé una línea entre mi vecino y yo. Dividí la humanidad en dos categorías: yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llenó para mí de posibles ladrones y, por primera vez, miré a través del cerco con mirada hostil.EL mira a través del cerco.ELLA: Sí. Esa mirada.EL: Mi gallo era demasiado joven. ELLA: Muy joven.EL: El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacerle la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas al intruso, pero las gallinas saltaron el cerco y pusieron huevos en casa del vecino.Pausa. ELLA: Reclamaste los huevos.EL: Sí. Y por eso el vecino empezó a odiarme.ELLA mira el cerco.ELLA: Su cara en el cerco.Pausa.ELLA: Como la tuya.El: Sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado de los míos.ELLA: Sí. Tremendo.EL: Los pollos ajenos me parecían criminales. ELLA: Los perseguías.EL: Y una vez, furioso…Pausa.ELLA: Mataste uno.El: Sí. Maté uno. (pausa) El vecino le dio una importancia enorme a ese… incidente. ELLA: No quiso aceptar una indemnización. EL: Retiró, como en una ceremonia, el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos.ELLA: Por eso empezó a hablarse…Pausa.ELLA: La leyenda.El: La leyenda de mi brutalidad imperialista. El: Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar digamos… mi presupuesto de guerra. (pausa) El vecino tiene un perro decidido a todo. (pausa) Yo voy a comprar un revólver.
EL se levanta de la silla como para irse. Ella saca una soga y se ata. EL se detiene y queda de espaldas a ELLA. Ella le da la punta de la soga a EL. EL sin mirarla toma la soga.Pausa.
El: Ahora tengo dos gallos y veinte gallinas. No disfruto ni de mi cama ni de mis libros. (pausa) Antes era un hombre. Ahora soy un propietario.
Obra: Emiliano Ponzi