“Solamente un pobre puede reconocer la riqueza que es la pobreza. Sólo un pobre puede reconocer la riqueza que es el sufrimiento. Y porque los pobres son los únicos que pueden conocer esa riqueza, son capaces de rebelarse contra la miseria del mundo, contra la injusticia, contra el sufrimiento del inocente.” Dominique Lapierre – La ciudad de la alegría
Existe otra ciudad de la alegría lejos de la Índia, lejos de la historia de Dominique Lapierre, pero donde también reina la riqueza espiritual por encima de lo material, donde todo lo que no es dado es perdido, donde un niño para vivir tan solo necesita salud, donde los niños juegan con dos piedras…
Este pueblo de la alegría es Gambo, Alegría con Gambo, un pequeño poblado al sur de Etiopía, uno de los países más pobres del mundo.
En este poblado viven personas que han resucitado a una nueva vida. Hace ya años fueron contagiadas de la enfermedad de lepra, perdieron la sensibilidad en sus brazos y piernas, empezaron a perder algunos dedos… Sus extensas familias, enteras, sin excepción, los fueron abandonando en medio de la nada por miedo a contagiarse, sin dejarles nada más que el olvido, su destino era morir de olvido.
Pero gracias a Dios, en un lugar alejado de toda ciudad, cercano a la montaña, se construyó una casa de acogida para estas personas, un centro de acogida y tratamiento que acabaría convirtiéndose en su nuevo hogar, su único hogar, allí encontraran una nueva familia, una nueva vida y una nueva esperanza; el hospital de Gambo, casa de amor y acogida gracias a los misioneros de La Consolata.
Aquí os presento a la familia de Bekele, a una familia entera afectada por la unión de lepra, pero en la que ha reinado siempre al amor por encima de todo, una sonrisa que enamora y que todo lo puede!
La encajada de manos con el gran Bekele firma el compromiso de luchar contra el estigma de las personas afectadas con lepra, promoviendo su integración y aceptación en la sociedad y mejorar sus condiciones de vida.
¡Empieza un camino por el Amor!
¡Alegría con Gambo!
Granito a granito, gracias a la ayuda de cada uno de vosotros conseguiremos construir la DUNA a base de cada uno de vuestros esenciales pequeños granos de arena.