Finalmente terminó.
Una temporada controvertida, movida, con muchas bajas como es habitual (inclusive de algunos personajes que no dejaron crecer como Oberyn) y, sobre todo, apasionante capítulo tras capítulo. Si hay algo que no se puede negar de esta cuarta entrega de Game of Thrones es que en todo momento dejo algo para comentar y que nunca bajo el ritmo. Por eso se diferencia de las anteriores, y por eso brindó momentos épicos no excentos de polémicas.
Quizás fue la exhibición del incesto entre los hermanos Lannister la prueba más evidente de la controversia, pero en realidad fue en la continuidad de la historia donde los lectores pusieron el grito en el cielo en esta temporada, más que en las anteriores. La serie se diferencia cada vez más de los libros, y sin haberlos leído, no puedo dar una opinión con argumentos valederos, pero al entrar en discusión con otras personas que sí lo hicieron, puedo decir que el objetivo es generar cambios en las historias para mantener, por un lado la sorpresa, y por el otro, no perder tan fácilmente el rastro de ciertos personajes, generando nuevas situaciones para abrir un desenlace distinto.
Más allá de eso, entrar en la discusión respecto de la representación literaria y narrativa de George RR. Martin traducido al lenguaje audiovisual típico de HBO es algo que excede las intenciones de este artículo.
Game of Thrones gana con la sorpresa que otorga a cada capítulo y también al demostrar la inestabilidad de las relaciones de poder durante una guerra. Y sobre todo en esta guerra, donde todos tienen la intención de tomar el trono, inclusive aquellos que no poseen un ejercito o algo que les permita luchar por la fuerza. Por ahora…
House of Cards meets…
El personaje que más creció en ese sentido fue Petyr Baelish, alias Littlefinger. Su ambición estuvo siempre latente pero aquí se destapó del todo. Descubrimos que, en buena parte, la serie en sí empezó por su intervención inicial allá por la primera temporada, provocando a los Stark y también con hechos anteriores involucrando a Jon Arryn. Una jugada digna de Frank Underwood hecha en Game of Thrones. En esta cuarta temporada Petyr fue más allá, provocó, como uno de los autores intelectuales, la muerte de Joffrey Baratheon. Un magnicidio, nada menos, y salió practicamente ileso y sin sospechas de su participación. ¿Cómo participará del futuro? Los ojos están puestos en él como nunca antes, y su accionar 100% maquiavelico no lo hace uno de los personajes favoritos de la audiencia. O por lo menos es lo que nos quieren hacer creer.
Hablando de la lucha por el poder, la que salió ganando, por ahora, fue Cersei Lannister. Perder a su hijo Joffrey no la dejo en buena posición, pero aprovechó los hechos para orquestar una farsa y culpar a su hermano Tyrion. Sobre el final de la temporada, finalmente pudo imponer su posición por encima de los deseos de su padre Tywin. Todas estas pequeñas y significativas victorias no la dejan en el más cómodo de los escenarios, pero por lo menos se dio varios gustos en esta temporada. Para finalizar con Cersei: “cuidado con lo que deseas, se puede volver realidad”. La responsabilidad y el mando ahora está en sus manos, y su personaje no demostró el temple necesario para comandar una guerra.
Muchos de los acontecimientos de esta cuarta temporada fueron lo suficientemente impactantes como para sobrevalorar varios capítulos que no fueron de tan alto nivel, sin embargo, si eso es relleno, debe ser de lo mejor que probé. La cuarta temporada empezó con sucesos fuertes desde el principio, enumerarlos no tiene sentido, pero si los tenemos en cuenta en una lista la convierte en la mejor temporada de la serie, sin dudas. Habrá que ver que tienen preparados los libros para lo que sigue.
En ese sentido, la lucha de la Guardia de la Noche con los salvajes tomó una importancia fundamental. Desde la primera temporada se anticipa que el invierno está por llegar, y aunque todavía no haya dado signos concretos, el enunciado no quedo solamente como metáfora. Una pelea épica, similar en términos audiovisuales y en la posición de los contendientes a la batalla de Blackwaters. Con un protagonista debil y un atacante fuerte, ambas se resolvieron de la misma forma, aunque sin la sorpresa de la batalla de King’s Landing.
Una de las preguntas que nos abrió la temporada es saber qué sucederá en un lugar un poco más secundario, como lo es Iron Island con la familia Greyjoy. Quizás acepte definitivamente el destino de Theon, pero se me hace que en algún momento tomarán un rol fundamental en esta lucha, como lo hizo Walder Frey, personaje que en algún momento me pareció de segundo plano.
Pero definitivamente la pregunta es acerca de “Los niños”, ¿cuál es el fin del largo camino de Bran Stark?, ¿Combatirán de alguna forma a los caminantes blancos? Lo fantasioso de la serie en algún lugar se une, como lo político y la lucha por el poder atraviesa la serie. El interrogante abierto en el último capítulo sirve para dejar (a los no lectores) con la duda.
La cuestión es que la lucha por el poder real está más abierta que nunca. Stannis parece retomar protagonismo y el principal estratega del reino se fue, de la misma forma que el oro Lannister parece tener bajas las acciones. El reacomodamiento en los primeros capítulos servirá para ver hacia donde se dirige ese costado de la lucha, mientras Littlefinger siga juntando poder de fuerza y, en algún momento, decidirá ir por todo y todos.
Falta mucho, y estos son algunos de los interrogantes que se abrieron. Pero hay muchos más, ¿qué sucederá con Khalessi en Meereen?, ¿logrará Brienne llegar a Sansa?, ¿cómo actuará Jon Snow con su Guardia de la Noche? En fin, sólo queda esperar. ¿Qué especulan ustedes para la próxima temporada?
2014-06-22 Germán Morales