Una consola, un Mario Kart. Con este dogma Nintendo lleva haciendo juegos de calidad desde hará ya unos 15 años o más. Cada entrega supone una leve innovación de la anterior: nuevos personajes, nuevos coches, nuevo control, nuevos cricuitos... Y lo mejor es que en ningún momento ni perderán la esencia ni te parecerán iguales a su antecesor.
Y así, siguiendo este dogma Nintendo presentó este E3 Mario Kart 3DS (o 7, como prefieren llamarlo ya). Lo nuevo: karts trianfibios y 3D. Lo viejo: lo de siempre ¿Funciona la fórmula? Si queréis saberlo seguid leyendo.
Sin duda Mario Kart 7 es un juego divertido, como los otros Mario Kart. La implementación del kart trianfibio contribuye a recuperar el equilibrio perdido en Wii o DS y a probar nuevas experiencias muy satisfactorias (volar con el ala delta es sencillamente genial), pero todo eso queda del todo empañado cuando te das cuenta de su principal problema: la consola.
Si Mario Kart 7 hubiese salido en una consola como DS o Wii habría sido sin duda uno de los mejores de la saga. Pero al salir en la nueva hija del estudio todo queda atrás: el control, los gráficos...
(¡Huye Mario! ¡No dejes que 3DS te coja!)
El control es bueno, pero los botones de la 3DS lo hacen imposible: el pequeño e insulso joystick hace poco eficientes los giros, y jugar con la cruceta es un martirio imposible. Y derrapar pierde todo el sentido con esos duros y minúsculos gatillos R y L.
Los gráficos son muy buenos, muy coloristas y muy detallados... si no los pones en 3D. Bueno, no hay que exagerar tanto, si lo ponemos en el modo de 3D intermedio (el que a mí me gusta denominar el "3D pecera") tenemos una experiencia de tridimensionalidad muy buena y aceptable, pero si ponemos el 3D al máximo nuestro corredor obtiene al instante un nuevo y borroso "hermano gemelo".
Tras haberlo probado recomiendo sin dudar este juego, pero sólo compradlo cuando Nintendo haya realizado por fin un modelo mejorado y revisado de la 3DS.
(¿Un futuro esperanzador? Esperemos que sí)