Ganar la Huelga

El anuncio de tregua hecho público el pasado domingo por ETA ha eclipsado, en gran medida, toda la información referente a la huelga general, convocada para el próximo día 29 por CC.OO y UGT en protesta por la imposición de una reforma del mercado de trabajo, que atenta contra los derechos sociales y laborales de quienes tienen empleo, quienes carecen de él y quienes saben que pueden perderlo en el corto plazo. 

Ojalá me equivoque pero lo cierto es que no detecto en mi entorno ningún indicio que me anime a pensar que esta huelga general será un éxito.  Observo pasividad, indiferencia e incluso cierto desafecto ante una jornada de lucha clave para nuestro futuro. Vivimos y aceptamos con resignación los golpes que recibimos, en lugar de defender nuestros derechos a través de la movilización social, dado que no nos dejan hacerlo a través del diálogo. 

El capitalismo ha logrado anestesiarnos, mediante una estrategia que pasa por controlar los partidos políticos, las instituciones democráticas y los medios de comunicación. Todos los mensajes que recibimos responden a una operación planificada, que pasa por doblegar nuestra voluntad para después, cuando nos perciben rendidas y rendidos, apretarnos las tuercas con medidas regresivas como son la reforma laboral o la subida del IVA.

Nos piden un esfuerzo para superar una crisis que no hemos creado, mientras sus máximos responsables se lavan las manos, eluden sus responsabilidades y aprovechan la ocasión para aumentar sus beneficios, al tiempo que afianzan el libre mercado,  con la aprobación de políticas que nos hacen la vida más difícil, por no decir imposible.  La llamada clase media es hoy mucho más pobre que en 2008 y la banca y las grandes empresas mucho más ricas.  

En esta estrategia partidos políticos, instituciones democráticas y medios de comunicación van al unísono porque tienen un único jefe que ordena y manda: el capitalismo. De algún modo, este modelo ha ganado la batalla porque ha eliminado toda disidencia. Hemos aceptado sus reglas de juego y sólo así se explica que en un país con más de cuatro millones de personas sin empleo  la televisión llene sus horas con programas que nos muestran cómo viven los multimillonarios.

La huelga general es necesaria, pero más necesaria aún es una revolución, que nos permita avanzar hacia un modelo de desarrollo más justo, equilibrado y sostenible,  en el que el reparto de la riqueza sea una realidad y la protección de los recursos naturales una seña de identidad. Tenemos que ganar esta huelga general porque si no lo hacemos, el siguiente paso será la reforma de las pensiones y quien sabe qué otro conejo guarda Zapatero en su chistera para contentar al Fondo Monetario Internacional.

El 29 de septiembre debemos que salir a las calles de pueblos y ciudades porque,  en caso contrario, habremos perdido la batalla frente a un enemigo, que actuará contra nosotras y nosotros sin compasión.  Tenemos que vencer el individualismo que nos atenaza, la desidia que nos invade y la resignación que nos han inoculado; no tenemos otra oportunidad. Sé que es difícil cuando tienes un contrato precario, cuando no llegas a fin de mes, cuando un ERE amenaza tu empleo, cuando sabes que tu jefe te pone en una lista negra,… Pero aún así el esfuerzo merecerá la pena.  Miremos a Francia. Su respuesta a Sarkozy y a su reforma del sistema de pensiones ha sido rotunda. Callar y pasar nos hará más vulnerables, más débiles y nos terminará por convertir en marionetas del capitalismo.