Revista Opinión

Ganar la Tierra

Publicado el 07 diciembre 2014 por Jangas

Utilizo un guión de Jordi Mir que reflexiona sobre la ética para hacer un planteamiento sobre la necesidad de Ganar el mundo para no seguir deteriorándolo a marchas forzadas. La búsqueda de una ética ecológica no permite seguir jugando con el productivismo, no es posible el crecimiento sostenible. La sustentabilidad solo es conseguible con un cambio radical del sistema económico que tenga en cuenta cosas muy distintas a la flexibilidad, competitividad, crecimiento exponencial, al PIB, etc.
No podemos dejar de posicionarnos contra la explotación de los animales porque sean rentables económicamente o porque haya gente a la que le gusten determinadas actividades lúdicas no compatibles con el respeto a la vida animal: llámese Toro de la Vega, enmaromado o corridas de toros. Porque es preciso un empujón ético en este ámbito para que lo que se veía normal hace unos lustros ahora deje de serlo. El mundo tiene mucho que ver con los animales que lo poblamos y con cómo los tratamos, aunque en algunos casos sean animales no humanos. ¿Conseguiremos algún día una ética respecto a los animales? No se trata de perseguir una determinada opción porque esté más cercana de planteamientos conservadores o nacionales, como tampoco se trata de fomentarlos y declararlos bien cultural solo porque conciban esta actividad como ligada a la costumbre y al conservadurismo. Sino buscar aquello que nos hace más humanos y nos acerca más al modelo de persona compatible con el mantenimiento del planeta y la continuidad de la especie.
Las corridas de toros caerán por sí mismas, por el desarrollo de una visión más cercana a la tierra. Si desaparecieran las ayudas a los toros, las corridas desaparecerían porque no son posibles sin una subvención pública. Y sería injusto que tuviéramos que pagar por una actividad que, en la mayoría de los casos, no queremos por más que haya sectores muy interesados en su continuidad y en su defensa.
Cuáles son las normas morales que van a guiarnos como sociedad hacia el futuro, qué sociedad va a construir nuestra identidad y cuál va a ser nuestra relación con los animales y con la naturaleza, ¿vamos a ser capaces de dar un paso? Hay muchos planteamientos que nos configuran, por ejemplo, seremos capaces de hacer que sobreviva el pequeño comercio, el de proximidad, aquel del que nos sabemos los nombres de las personas(animales humanos) que trabajan ahí porque suelen ser las mismas siempre. O preguntado de otra manera: ¿haremos más inhumano el comercio? ¿Tendremos capacidad de amar aquello que compramos y a quiénes se lo compramos? ¿De qué manera va a cambiar nuestros hábitos de consumo?¿Conseguiremos que las botellas de cristal vuelvan a utilizarse o seguiremos generando de manera innecesaria residuos que se reciclan sin necesidad? Hay tantas dudas de si vamos a saber desarrollarnos y volver a la raíz de las cosas verdaderamente importantes o vamos a seguir siendo esclavos de esta sociedad consumista que resulta violento planteárselo.
Cambiarán las normas actuales para habituarse a unas que tengan una perspectiva más cercana de la tierra, de los animales no humanos, de los humanos, del pequeño comercio, de la reutilización de los materiales, de la falta de reutilización de lo innecesariamente reciclado,… Tantas preguntas sobre la tierra, sobre el mundo son necesarias para que la ética se sostenga, vaya hacia un nuevo modelo distinto, donde lo imposible no se vea negativo, ni las agresiones a lo natural se tomen en vano o puedan hacerse porque haya informes técnicos que las avalen.
Decía Ellacuría “que la justicia es que cada uno sea, tenga y se le dé, lo que le es debido por su condición humana y por su condición de socio de una determinada comunidad y miembro de la misma especie a la que corresponde regir las relaciones correctas dentro de ellas misma y en relación con el mundo natural circundante”.
Estamos haciendo que nuestras estructuras socio-políticas obedezcan a estos planteamientos o hemos dejado que se apropie de ellas el sistema económico. El Roto lo explicaba muy bien hace poco en una viñeta humorística que decía: “es que detrás de los números hay personas” y el otro contestaba:”pues que se aparten”. La economía tendría que trabajar al servicio del Hombre y de la mujer, la economía tendría que estar al servicio del mundo y somos tan torpes que dejamos que se apodere de todo. La estadística nos gobierna, nos dejamos influir por las encuestas estadísticas, se exige que nuestro trabajo sea igual que el trabajo del poder, se presentan propuestas de gobierno como si tuviéramos esa responsabilidad, nos escudamos en los mal que lo hacen otros para hacerlo mal, …
Cuanto hacemos tiene que estar al servicio de lo colectivo, que nuestras acciones sean vigiladas por las estructuras y por el resto, no queremos un mundo donde unos tengan que poner la mano en el fuego por los otros, lo que hay que hacer es generar estructuras limpias que puedan evitar que el funcionamiento se corrompa. Este continuo saqueo al que someten los recursos públicos como si no fueran de nadie tiene que terminar. ¿Cómo cuidar la tierra?¿Cuál es nuestro objetivo como seres políticos?¿Cuáles son esos elementos compartidos que permiten a nuestra sociedad evolucionar ecológicamente en ámbitos en los que parecíamos anclados?¿De qué manera inciden los movimientos sociales organizados en hacer avanzar la sociedad?¿Es posible que desterremos la violencia contra los animales y contra nuestro planeta? ¿Lo colectivo, lo público está orientando nuestras acciones o hay otros intereses? ¿Estamos continuamente repensando nuestro consumo para intentar minimizarlo y orientarlo hacia un modelo más sustentable?,¿es posible eliminar nuestra huella ecológica?
Esas son las preguntas que tendríamos que estar realizándonos como sociedad y sin embargo, da la sensación de que los tiros en las alturas van hacia otro lado. Tendremos que reconducir las reflexiones hacia recuperar Gaia y una vida más humana.


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